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Reportaje:

El contencioso de Namibia y la actividad guerrillera en Angola y Mozambique, principales problemas pendientes

Suráfrica combate con eficacia, gracias a su superioridad militar, el establecimiento de bases de movimientos de liberación como el African National Congress en los países limítrofes. Por otra parte, dos guerrillas internas desestabilizan el normal funcionamiento de Angola y Mozambique, y existe además el eterno contencioso de la independencia de Namibia. Desde hace dos años y por presiones de la Administración de Ronald Reagan, Suráfrica liga su solución a la retirada del contingente de 30.000 cubanos establecidos en Angola para defender el régimen del presidente José Eduardo dos Santos y pagados en moneda fuerte, dentro del superrealismo africano, con los dólares que Luanda recibe de una multinacional norteamericana por la explotación del petróleo de Cabinda.La única nota positiva de una situación ya de por sí explosiva la ofrece el hecho de que el Cono Sur no constituye por el momento una zona de enfrentamiento directo entre las dos superpotencias. Tras el sorprendente pacto de Nkomati entre el presidente marxista-leninista de Mozambique, Samora Machel, y Suráfrica, y el poco éxito de Moscú con el primer ministro de Zimbabue, Robert Mugabe, que no ha perdonado a la Unión Soviética el apoyo a su máximo rival, Joshua Nkomo, durante la guerra de la independencia, Moscú parece haberse retirado a sus cuarteles de invierno a la espera de vientos más propicios, mientras vigila con atención los movimientos de Washington en la zona.

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El pasado mes de abril, y en uno de los golpes de efecto a los que el Gobierno surafricano tiene acostumbrado últimamente al mundo, Pretoria. anunció dos medidas con relación a Namibia, el extenso territorio de más de 800.000 kilómetros cuadrados de extensión sólo poblado por un millón de habitantes, antigua colonia alemana, ad ministrada por Suráfrica en contra de las resoluciones de las Naciones Unidas. La primera medida se refería a la retirada total de las tropas surafricanas del sur de Angola, y fue bien recibida en todo el mundo. La segunda fue objeto de duras críticas en Occidente, incluidas las del secretario de Estado norteamericano, George Shultz. Suráfrica "accedió" a la formación de un Gobierno provisional para Namibia formado por miembros de la Conferencia Multipartidista (MPC), una asociación de partidos internos en la que no está representada la Organización Popular del África del Suroeste (SWAPO, South-West African Peoples' Organization), la organización más poderosa del territorio , reconocida por las Naciones Unidas como el, único representante del pueblo de Namibia.

Este Gobierno provisional o interino, como se le califica en Pretoria, pretende establecer un modus vivendi entre las diferentes fuerzas políticas del territorio, incluida la SWAPO, con vistas a una. aplicación de la resolución 435 que sea aceptable para la comunidad internacional.

Pero la SWAPO, por boca de su presidente, Sam Nujoma, se niega a entablar un diálogo con la Conferencia Multipartidista. Hace sólo dos semanas, Nujoma declaró a la revista suráfricana Financial Mail que la MPC era una creación de Suráfrica, "una táctica dilatoria, equivalente a la declaración unilateral de independencia realizada por lan Smith en la Antigua Rhodesia". "Nosotros.", declaró Nujoma, "no hablaremos con las marionetas, cuando el amo real está en el territorio. Estamos dispuestos a entablar conversaciones con la potencia colonial, que es Suráfica, pero no con sus marionetas".

Las cancillerías occidentales, y concretamente el grupo de contacto, formado por el Reino Unido, Canadá, República Federal de Alemania y Estados Unidos (Francia se ha retirado del grupo), han hecho saber a Pretoria que no están dispuestas a aceptar nada que no suponga lisa y llanamente la aplicación de la resolución 435 del Consejo de Seguridad para la independencia de Namibia. Esta resolución, aprobada en 1978, prevé la celebración de elecciones en el territorio bajo la supervisión de las Naciones Unidas, y pocas embajadas occidentales en Suráfrica ,dudan que unas elecciones celebradas libremente bajo supervisión internacional darían un triunfo arrollador a la SWAPO.

Tácticas dilatorias

De ahí la insistencia de Suráfrica en potenciar a los partidos internos de Namibia antes de la aplicación de la resolución 435, en un intento de conseguir un resultado más equilibrado, para los intereses de Pretoria. Si a esto se une la complicación que supone la salida cubana de Angola, exigida por Washington, se comprende la alusión del líder de la SWAPO a las "tácticas dilatorias" de Suráfrica.Las situaciones son muy dinámicas y cambian, de semana en semana. La SWAPO está presionada por el presidente de Zambia, Kenneth Kaunda, que aloja a la sede de la organización en su territorio, para que haga concesiones.

Por su parte, el presidente de Angola, José Eduardo. Dos Santos, está sometido a la doble presión de la guerrilla de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), dirigida por Jonás Savimbi, que controla un tercio del territorio en el sureste del país y realiza impunemente incursiones a 1.000 kilómetros de sus bases, y a la amenaza de una nueva invasión surafricana, que ya en dos ocasiones han penetrado en Angola, teóricamente en persecución de las guerrillas de la SWAPO. Ante esta doble presión, Dos Santos puede hacer llegar a Nujorna el mensaje de que sería conveniente intentar un acuerdo más flexible sobre Namibia.

Suráfrica se ha retirado del sur de Angola el pasado mes, en cumplimiento de los acuerdos de Lusaka, y sólo dos secciones del Ejército surafricano, compuestas por unos 60 hombres, se encuentran ahora en el interior de Angola.

En la otra frontera surafricana con la antigua colonia portuguesa de Mozambique la situación es igualmente delicada. El país se encuentra en una crisis económica desesperada como consecuencia de las acciones del Renamo (Resistencia Nacional Mozambiqueña), la guerrilla armada y preparada por Suráfrica hasta la firma del acuerdo de Nkomati entre los dos países.

Durante la estancia de este enviado especial en Ciudad del Cabo se produjo la sorprendente declaración del ministro de Relaciones Exteriores surafricano, Roeloef Pik Botha, de que Pretoria había entrenado al Renamo en el pasado y que lo volvería a hacer si las circunstancias así lo aconsejasen. Una declaración que contradecía la política surafricana hasta el momento, que había negado la existencia de vínculos entre la guerrilla mozambiqueña y Pretoria.

AccionEl Renamo se mueve a su antojo en las zonas rurales de Mozambique, con acciones terroristas diarias contra líneas de ferrocarril, carreteras y postes. de alta tensión que conducen la vital energía de la gigantesca presa de Cabora Bassa, en el norte de Mozambique. El mes pasado, Suráfrica y Mozambique acordaron crear una comisión conjunta de control fronterizo, en un intento de poner fin o, por lo menos, reducir las actividades terroristas de la guerrilla. Sus actividades agudizan hasta límites extremos la precaria situación de Mozambique.

Las continuas voladuras de las instalaciones ferroviarias por parte del Renamo hace que Zimbabue no pueda utilizar los puertos mozambiqueños de Beira y Maputo para sus exportaciones y se vea obligado a exportar por el puerto surafricano de Port Elizabeth. Algo parecido le ocurre a Zambia, que intentó utilizar para sus exportaciones de cobre el puerto angoleño de Cabinda y se ha resignado a enviar su cobre a través de Suráfrica cuando un convoy enviado por territorio angoleño fue volado por la UNITA.

Los problemas del África septentrional están tan ligados unos a otros como las cuentas de un rosario. Hasta este momento, Suráfrica ha actuado de pulmón económico por donde otros países de la zona han podido respirar. Pero la República está pasando por una recesión económica y haciendo frente a unos disturbios internos sin precedentes en su historia. Según el Instituto de Estudios Estratégicos de Londres, el declive económico conducirá a una mayor inquietud social en las ciudades negras, con una, posible espiral de disturbios y represión, como en Uitenhage, donde la policía mató a 20 negros en marzo.

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