El jefe del Gobierno italiano condiciona su continuidad a las elecciones del domingo
"Si en las elecciones locales del próximo domingo perdiera la actual coalición gubernamental, no hará falta que me vaya, porque ya se encargará alguien de echarme", dijo ayer el presidente del Gobierno italiano y secretario general del Partido Socialista Italiano (PSI), Bettino Craxi, respondiendo a la pregunta de una periodista durante un encuentro mantenido en Roma con los corresponsales extranjeros.El salón de actos de la Asociación de la Prensa Extranjera en la capital italiana estaba abarrotado como nunca. Pero Craxi no respondió a la expectación creada. Habló en tono menor, casi sin ganas, sin nervio y con tono a veces como amenazador.
Consideró normal que se atribuya un peso político a las elecciones administrativas: "Pasa en todas partes. Miren ustedes lo que está pasando en Inglaterra", dijo. Defendió que los electores puedan votar a un partido sin saber antes con qué formaciones políticas desea gobernar después de la consulta. Craxi había afirmado con anterioridad que el PSI estaba dispuesto a participar en Gobiernos locales con el Partido Comunista o con la Democracia Cristiana, según se pongan las cosas a nivel nacional.
Y respondió: "Estén tranquilos, que nuestros electores saben muy bien lo que quiere el partido, y el partido, lo que quieren los electores". De hecho, uno de los eslóganes de esta campaña electoral del Partido Socialista, muy criticado, ha sido: "El PSI vota por ti".
Más abierto fue Craxi en política exterior, ya que defendió a Nicaragua y se opuso al bloqueo económico establecido por el Gobierno norteamericano contra este país centroamericano. Más aún, confirmó que mantendrá la decisión de participar en el proyecto de la creación de una central biotérmica en Nicaragua.
La conferencia de Prensa sirvió también para aclarar que no había habido en realidad ningún mensaje del líder soviético, Mijail Gorbachov, a Craxi para transmitir al presidente norteamericano, Ronald Reagan, durante la cumbre occidental de Bonn. Se trató sólo, según el jefe del Gobierno italiano, de "una comunicación verbal" del embajador soviético en Roma en nombre del premier soviético.
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