La búsqueda de una vacuna contra la epidemia inexistente
Continúa la atonía bursátil, sin que los analistas lleguen a comprender hasta el final las verdaderas razones del impasse. Incluso las palabras de los responsables oficiales del sector energético, confirmando que el tema de los intercambios de activos entre las compañías eléctricas se encuentran al margen de los repartos de dividendos de estas empresas, adelantando algunos datos positivos en este sentido, consiguen efecto alguno en el parqué.
¿Hasta cuándo se mantendrá esta epidemia de desinterés? Los expertos suelen encoger los hombros cuando se les plantea esta pregunta. Nadie sabe la amplitud de la calma, aunque los indicios apuntan en dos direcciones distintas. Por una parte, la realización de las juntas de las sociedades -especialmente de las eléctricas, que ya están a la vuelta de la esquina: Unión-FENOSA, el próximo día 12; Sevillana, el 24; Hidrola, el 29...- terminarán por despejar las dudas de las derramas y el resultado del pasado ejercicio.
En segundo lugar, los operadores aguardan las líneas generales del reglamento de la nueva ley de activos financieros para estudiar qué tipo de títulos podrán servir como refugio al dinero negro -, al de la caja B, como se dice más piadosamente en los ambientes financieros- y qué repercusiones puede tener este planteamiento en la renta variable. Los primeros indicios expresan que el encarecimiento de este tipo de emisiones, si quieren mantener cierto nivel de competitividad respecto a las demás, las convertirán en poco atractivas, bien para los emisores o bien para los inversores. Solamente el dinero negrísimo se verá impulsado a buscar rentabilidades que podrían oscilar en torno a un 6%. En caso contrario, un costo superior al 23% para los emisores hará que éstos opten por buscar su financiación a través de créditos sindicados o sistemas similares.
De todas formas, las repercusiones para la renta variable no serán malas, ya que los expertos consideran que los tipos de interés tenderán a bajar en cuanto estas nuevas medidas estén aprobadas. Así, no es extraño que el mes de mayo se perfile con tendencia alcista, aunque por el momento sea necesario esperar acontecimientos.
En la sesión de ayer pesaron todas estas incógnitas, por lo que la ganancia de cinco centésimas en el índice general solamente estuvo motivada por la ligera subida de Telefónica, debida más a las pérdidas de jornadas anteriores que a un incremento del interés del mercado. Los bancos, por su parte, ya tienen acostumbrados a los operadores a presenciar oscilaciones mínimas. Los saldos por caja para las siete mayores entidades mostraron una demanda de 40.593 acciones y una oferta de 16.709. El balance, de 23 .884 acciones, permitió que el corro conformase un perfil repetitivo con algunas ganancias.
Pero estos datos solamente suponen una cierta anécdota, ya que los volúmenes de contratación permanecen en bajos niveles -888,3 millones de pesetas efectivas negociadas el lunes- y los cambios se realizaron con porcentajes poco más elevados que el mínimo establecido. Paciencia y prudencia parecen ser las reglas de oro del momento.
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