El Real Madrid aspira a sentenciar esta tarde la consecución de su séptimo título europeo
JUAN JOSÉ FERNÁNDEZ ENVIADO ESPECIAL El Real Madrid da hoy (ocho de la tarde, TVE-1) el primer paso en su duodécima final de un torneo continental, de las que ha ganado seis, con la pretensión de sentenciar su victoria absoluta. La Copa de la UEFA parece haberse convertido para el equipo madridista, después de seis copas de Europa y cinco subcampeonatos; en el premio al término de un denso camino. El Videoton, húngaro, con múltiples bajas, se presenta como el fácil estrambote para compensar esfuerzos, fracasos y proezas efectuadas por el cuadro blanco en esta misma temporada.
Luis Molowny y Ramón Moreno Grosso, los dos entrenadores, desconfían del rival, pero su decisión de jugar con tres delanteros demuestra una postura ambiciosa que contrasta con épocas recientes. "El Madrid tiene que jugar mandando. Luego puede salir mal, pero no debe empezar encogido". Molowny y Grosso están eufóricos y convencidos del éxito.El entrenamiento, por la tarde, prácticamente a la misma hora del partido, volvió a confirmar el excelente momento de forma y moral por el que pasan los jugadores. El ambiente, que ya se notó el lunes en el campo del Vasas, es de euforia casi incontenible en comparación con citas anteriores. La única diferencia de un día a otro fueron los cuatro balones robados en Budapest por los hábiles mozalbetes aficionados, no sólo incansables cazadores de autógrafos.
¿No es arriesgado salir en el centro del campo sólo con tres hombres, Michel, Gallego y Chendo, si el Videoton, al tener tantas bajas en la delantera, juega en la zona media con cuatro? Molowny, seguro de lo que tiene montado, no duda: "¿Y de dónde sale el cuarto centrocampista húngaro? Tendrá que ser de la defensa o del ataque, claro. Si nosotros jugamos con tres delanteros, no creo que se queden sin libre atrás; así que por allí deberá estar. Y en casa, si tienen aspiraciones de marcar goles, se inclinarán mucho más por el 4-3-3 que por el 4-4-2".
Grosso desconfía
Grosso tampoco se queda atrás, aunque desconfía: "Por mucho que corran y jueguen, lo que sí está claro es que los nombres les van a imponer y, si sale Santillana, van a estar preocupados siempre de que acierte con la cabeza en cualquier momento. O de una habilidad de Butragueño. De todas formas, yo sigo desconfiando. Aquí me han dicho que el Videoton ha tenido mucha suerte. Que al Manchester lo eliminó por penaltis cuando ya nadie daba nada por él. Pero este equipo tiene algo y me preocupa".
El segundo entrenador madridista estuvo el sábado viendo con Amancio el partido de Liga que el Videoton perdió en su terreno ante el Honved. Según Grosso, el presidente del equipo húngaro estaba indignado: "Siempre tienen que ganar equipos de la capital", gritaba. El Honved ganó por 1-2, pero uno de los goles vino de un penalti que no fue.
Grosso, por ello, no las tiene todas consigo: "No sé, no sé; es que conocer a este equipo sólo por un partido y dos vídeos, porque nadie esperaba que llegara hasta aquí, me da mala espina. El Videoton jugó y ganó torneos veraniegos en España el año pasado, pero nadie se fijó en él".
Molowny es más optimista, aunque tampoco echa las campanas al vuelo. Lo que sí tiene claro es su no continuidad en el banquillo. "Si tuviera 30 años, aún lucharía, porque el fútbol es lo que me gusta, pero voy a cumplir 60". Y añade: "No, lo peor no es lo del banquillo; lo que no puedo soportar es lo que viene después: las críticas, el qué voy a contestar si salen las cosas mal. Es superior a mí, no lo puedo remediar". Pero sus éxitos han sido muchos más que los fracasos... "Sí; pero no siempre se gana y en una temporada larga. hay de todo".
En el Videoton, misterioso hasta por sus bajas, aparte de lo desconocido que es dentro de un fútbol húngaro que renace de sus gloriosas cenizas, incluso se pensó alinea a un juvenil, el extremo Gyenti, por la lesión de Majer y el sancionado Szabo. Al final, es posible que sea Vaszil quien acompañe al único titular en condiciones de jugar de la delantera, el alto extremo Novath.
El tercer hombre, teórico atacante, aunque es más bien un media punta, será Palkovics. En el centro, Burcsa, Wittmann (de quien se ocupará Chendo, posiblemente) y Vadasz. Y en la defensa, como se preveía, entrada de Borsanyi para suplir a Vegh, que jugó muy mal contra el Honved, para formar línea con Laszlo Disztl, Csuhay y Gabor Hotvath. Los cuatro tendrán trabajo con Butragueño, Santillana y Valdano al acecho. La cuestión estará en si Michel y Gallego pueden hacerles llegar el balón.
Guerra, espectador
El vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, llegará hoy, a las seis de la tarde, en un avión Mystére de Aviación Civil y se desplazará directamente a Székesfehérvár para presenciar el encuentro. El vicepresidente ha adelantado así en unas horas su visita oficial, invitación de su homólogo húngaro, Jozef Marjai.
Su estancia se extenderá hasta el sábado. En el curso de la misma, entre otras actividades firmará un tratado de extradición entre los dos países e inaugurará una exposición de arte contemporáneo español en el castillo de Buda. Precisamente la llegada de, Alfonso Guerra permitirá a Jozef Marjai, gran aficionado al fútbol, acompañarle al partido, escapándose de los actos conmemorativos del 8 de mayo en Budapest, fin de la II Guerra Mundial.
Alineaciones probables:
Videoton: Peter Disztl; Borsanyi, Csuhay, Laszlo DistIz, Gabor Horvath; Burcsa, Wittmann, Vadasz; Novath, Palkovics y Vaszil.
Real Madrid: Miguel Ángel; San José, Sanchis, Stielike, Camacho; Chendo, Gallego, Michel, Butragueño, Santillana y Valdano.
Árbitro: Vautrot (Francia).
Un mal negocio
J. J. F. La UEFA no pudo esta vez. Hace unos días obligó a pagar al Inter de Milán todas las costas de sus recursos perdidos por el caso Bergomi. No sólo se quedó con la fianza, sino que le hizo cargar al club italiano con los gastos de los viajes de los miembros de los comités de Disciplina y de Apelación, así como el importe de las reuniones en el hotel de Zúrich.
El Madrid abonó los viajes de sus cuatro representantes el último día, y la multa de más de dos millones de pesetas que le impusieron de sanción por el lanzamiento de objetos. El máximo organismo futbolístico europeo no pone ni un duro, claro, como es habitual. Todo beneficios. Pero ahora va a perder dinero.
De cada partido de la final de la Copa de la UEFA los clubes le deben dar al organismo internacional el 10% de la recaudación. En el estadio Sosto sólo cabrán 30.000 personas, y eso porque han habilitado 5.000 sillas supletorias.
El palco presidencial, por ejemplo, está tan cerca del banquillo, que Ramón Mendoza y Luis de Carlos podrían dar órdenes a Molowny y Grosso durante el partido si lo desearan.
Como los precios no se pueden variar, obviamente, la UEFA apuró una semana de tiras y aflojas para tratar de llevar el partido a la capital, Budapest. Pero el club húngaro no cedió.
Su primera versión fue que no podían hurtarle a su fiel afición el espectáculo cerca de casa y obligarla a desplazarse 60 kilómetros a perderse entre hinchas de sus rivales del Ujpest, Ferencvaros, Vasas o Honved, clubes con los que no se llevan especialmente bien
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