La tibia letanía de cambios altamente imaginarios
El mercado bursátil madrileño continúa sumido en una fuerte apatía, lo que resulta absolutamente normal en medio de los paréntesis festivos, aunque ayer se sintieran ciertos síntomas de mejora. Y no solamente por esa ganancia de 30 centésimas en el índice general. No hay que olvidar que los volúmenes de contratación se han vuelto a situar -después del estirón del pasado viernes, producido principalmente por las renovaciones de crédito- en unos niveles muy bajos. El lunes se negociaron 801,8 millones de pesetas efectivas, mientras que las compras a crédito llegaron a los 66,2 millones.Y es que, aparte de las comentadas jornadas festivas, las incógnitas, que afectan negativamente al mercado han seguido sin encontrar una solución. No eran pocos los expertos que pensaban que hasta que no se celebraran las juntas generales de accionistas no habría respuesta al tema de los intercambios eléctricos. Ahora esa expectativa ha cambiado positivamente. Asimismo, la aprobación por el Consejo de Ministros del nuevo paquete de medidas económicas puede, en este sentido, permitir que el clima de incertidumbre mejore sustancialmente.
Por todo eso los analistas consideran que la situación de la bolsa puede cambiar algo a corto plazo. Así debería cumplirse una especie de calendario previsto. Primero, que el próximo jueves los otros mercados nacionales -Barcelona, Bilbao y Valencia- aprovechen la festividad madrileña para remontar los cambios. Segundo, ese impulso podría ser continuado el viernes por Madrid, justo en medio de una sesión que se espera sin gran participación a causa del puente. Finalmente, un cierre favorable en la última jornada semanal debería dejar paso a una buena apertura el lunes. Con todo ese complicado proceso, alguna esperanza habría para modificar el perfil actual del mercado.
Los más escépticos, sin embargo, creen que es posible que se sigan esos pasos, a excepción del último, ya que si los cambios han mejorado el viernes, el lunes sería aprovechado por muchos inversores para sacar su papel. Precisamente las órdenes de venta brillan ahora por su ausencia, y ayer, sin ir más lejos, fue realmente difícil cumplimentar compras de poco volumen, incluso en valores eléctricos, a causa de la falta de oferta.
La razón de este peligro potencial estriba en que hay muchos ahorradores que guardan en su cartera numerosas acciones adquiridas a alto precio en los primeros meses de este año y que hasta ahora se han resistido a vender para no cosechar una pérdida importante. En cuanto los precios se eleven, ese papel terminará aflorando inevitablemente.
El argumento contrario, que utilizan los optimistas, es que un cambio en la atmósfera de la bolsa disuadirá de vender a esos impacientes. Pero quizá olvidan que las instituciones no parecen estar en estos momentos por la labor de entrar en el mercado y que existe la posibilidad de que cuando se decidan a operar adopten una posición netamente vendedora. En cualquier caso, las pretendidas razones de una posible mejoría no son tan endebles como la situación que atraviesa la bolsa desde hace bastantes semanas.
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