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Segundo partido de la final de la Liga de baloncesto

Aíto, diseñador de equipos

El técnico del Joventut puede convertirse hoy, si su equipo vence al Madrid, en el cuarto entrenador español que gana la Liga en las 20 últimas temporadas.

Luis Gómez

Hoy es un día cargado de ciertas premoniciones para Aíto (por Alejandro), García Reneses, 39 años, nacido en Madrid, criado en Madrid, pero afincado en Barcelona. Día premonitorio donde los haya porque todos los títulos de Liga que ha conseguido el Joventut en su historia lo han sido con Aíto de por medio. En el primero, el Joventut ganó gracias a la victoria del Estudiantes sobre el Real Madrid, partido en el que Aíto jugó de forma extraordinaria "hasta el punto de que fui sacado a hombros". En el segundo, el Joventut ganó gracias a que el Cotonificio de Badalona, en la semana anterior, había derrotado inesperadamente al Real Madrid. Aíto entrenaba al Cotonificio. Hoy convergen Aíto y el Joventut de cara a otro título. Hoy puede ser un gran día para este técnico, aunque él se empeñe en decir lo contrario.Aíto pretende ir por un camino mientras los demás le quieren llevar por otro; pretende quitar importancia a las cosas de cada día y dárselas al trabajo de todo un año; quiere que le midan por un rasero, cuando el público, el espectador, sólo utiliza otro.

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Aíto podría cruzar hoy el umbral de la historia. Ser hoy, a mediodía, uno de los cuatro entrenadores españoles que ha conseguido un título de Liga en los últimos 20 años. Pero, puede no serio. Y, en definitiva, no hay diferencia. Pero sí la hay. Porque Aíto no quiere perder el tiempo en definirse para explicárselo a lo demás. Eso, al menos, asegura él.

Estilo personal

Aíto es parte importante en la historia reciente del baloncesto español. No por sus títulos, que no los ha cosechado, sino por su estilo personal, escasamente grandilocuente, humilde en sus raíces, trabajador desde la base, que no concuerda con su aspecto personal. Porque Aíto sabe que da una imagen de altivez, de excesiva seguridad. Imagen que no le preocupa: "Es la que doy y se acabó".

Aíto parece destinado sólo a muy altas empresas cuando ha peleado por sacar equipos desde abajo. Aíto tiene el aspecto de ir a entrenar en carroza de caballos, cuando en realidad se ha trabajado manualmente hasta la mayor parte de los marcadores electrónicos que hay en los pabellones españoles. "Hay marcadores fabricados por mí en 40 pabellones, muchos de ellos en canchas de Primera División". Porque Aíto, que ha estudiado desde Telecomunicaciones hasta Físicas sin terminar ninguna de ambas carreras, se dedicó durante un tiempo a fabricar marcadores, "porque salían más baratos que los importados". Igual que ha fabricado marcadores ha fabricado jugadores. De todo ello hay ejemplos funcionando hoy en día. Porque Aíto parece, más que otra cosa, un diseñador.

¿Cómo ha diseñado al actual Joventut?. Él lo explica. Es el suyo, dice, un diseño vanguardista, que intenta mirar hacia el futuro. Se trata de jugar con altura y rapidez.

"Existen distintas clases de estrategia, pero a mí me interesa la de toda una temporada. En función de unos jugadores, elijo un tipo de juego que creo que aún no ha hecho nadie en Europa. Planteo unas circunstancias teniendo en cuenta que, en la temporada, se jugarán con unas reglas nuevas, como es la línea de 6,25 metros, por poner un ejemplo. Es una estrategia de planteamientos. Así, decidí, ya que tengo buenos tiradores, jugar con tres hombres altos, y eso lo puedo hacer en el Joventut porque tengo tres jugadores como Jiménez, Kazanowsky y Schultz, que son altos, pero que además tienen cierta maniobrabilidad, esto te puede dar el éxito. Luego está el plantear otros detalles en virtud de que has de intentar superar a ciertos equipos, como pueden ser Licor 43, Barcelona o Real Madrid".

Aíto se plantea ganar la guerra, pero por lo que se ve no da tanta importancia a todas las batallas: sólo a unas cuantas. Y lo cierto es que hoy se encuentra ante la batalla que puede dar por finalizada la guerra. Y se supone que esa batalla. hay que ganarla, hay que plantearla, hay que cambiar sobre la marcha si es preciso. "Si tienes posibilidad de cambiar; pero sólo sobre lo que estás experimentando. Hay que pensar que esto no se puede plantear como un partido de ajedrez, de forma diferente cada domingo; en el ajedrez lo puedes hacer porque las fichas tienen la versatilidad que tú quieras. Pero un jugador no porque tiene unos hábitos. En lo que más me fijo en un partido es en que mis jugadores hagan lo que deben hacer y no que hagan una cosa diferente; y si no lo hacen, intento enmendarles. Luego, en un segundo aspecto, veo las dificultades que me plantea el contrario y cómo evitarlas".

Equipos serios

Ahora bien, hay un estilo Aíto de juego, un estilo que otros técnicos definieron como de seda quizás un tanto despectivamente. "El baloncesto evoluciona hacia más altura y más velocidad. El hecho de que Andrés Jiménez pueda jugar de tres [alero alto] es un ejemplo. Mi estilo de juego va por ahí".

Para muchos, todos los equipos formados por Aíto están cortados por el mismo patrón. Él prefiere matizar: "Lo que sí me gusta es que mis equipos sean equipos serios, pero no los definiría como uniformes. Es diferente el Círculo Católico del primer año, que el Cotonificio de unos años después, que el Joventut de ahora. Esto va en función de que tienes que cambiar tu mentalidad para adaptarte a los jugadores que tienes. En el Cotonificio nos basábamos menos en el tiro, simplemente, porque teníamos menos tiradores que en el Joventut".

Sus contrincantes en el escalafón siempre han dicho de él que evitaba el riesgo de trabajar para un gran equipo ocultándose en conjuntos a los que no se les exigen títulos, una circunstancia que reconoce como "condicionamiento exterior", pero que rechaza: "Lo que vale es lo que puedes hacer. Si juegas al 100% y no quedas campeón te tienes que sentir satisfecho". Un condicionante que a veces es más ligero, porque como él mismo reconoce, en el Cotonificio perder no era noticia y cuando se ganaba sí".

Pero, Aíto, en definitiva, que estudió para varias cosas, que mantuvo la teoría de que era bueno hacer algo más que baloncesto, no consigue dedicarse a otra cosa que no sea, precisamente, el baloncesto.

"Me preguntan,'¿cuánto tiempo entrenas cada día?' y contesto que una hora por la mañana y hora y media por la tarde, con lo que salen dos horas y media de ese trabajo al día y me dicen, 'bueno, vaya vida que te pegas', sin saber que puedo dedicarle 15 horas a pensar o a reflexionar o a hablar con alguien para arreglar algo. El enfoque no es comparable al del trabajo real".

Y este trabajo le produce placer, "disfruto, sí", y alguna que otra sublimación de su carácter: "Gasca (técnico vasco) decía que tenía más defectos en la vida ordinaria que cuando estaba entrenando, porque creía que en la cancha se volcaba más en las cosas. Pues creo que a mí me pasa algo parecido".

Aíto, a sus 39 años, está a las puertas de su primer título. Ha hecho marcadores, ha hecho jugadores, ha hecho incluso programas de contabilidad para la informatización del Consell de l'Esport Escolar del Ayuntamiento de Barcelona. Pero no ha hecho títulos. Y ese es un problema que parece no afectarle demasiado, pero que la gente no entiende. Ha diseñado un estilo de juego distinto en esta temporada. Ha hecho cosas, y muchas, pero le piden un título. Hoy lo tiene muy cerca.

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