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Desencanto en Portugal hacia los 'ideales de abril'

Once años después de la revolución de los claveles, el Día de la Libertad, que se celebró ayer en Portugal, es apenas para muchos portugueses, y sobre todo para los jóvenes, una fiesta nacional más. Otro aniversario ha caído en un olvido más total: el décimo aniversario de las primeras elecciones libres, lo que traduce el desencanto actual de la sociedad portuguesa hacia los ideales de abril.Las conmemoraciones oficiales han sido reducidas a su mínima expresión, con una ceremonia militar en Lisboa que encabezó el presidente, general Ramalho Eanes, y el primer ministro, Mario Soares, y con desfiles en cada una de las regiones militares.

Este año Portugal vive de nuevo un clima de precampaña electoral, y la desconfianza y las acusaciones de manipulación de las conmemoraciones con fines electoralistas han pesado también en la organización de los actos. A pesar de la ausencia de la ex primera ministra, María Lourdes Pintassilgo -se encuentra en España estos días-, muchas personalidades de la izquierda portuguesa temían que la manifestación de ayer fuera interpretada como un acto de adhesión a la candidatura de Pintassilgo a la presidencia de la República.

Nadie parece querer recordar hoy la fiesta que fue, el 25 de abril de 1975, la elección de la Asamblea constituyente, en la que la la población ejerció por vez primera el derecho de voto.

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