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Ángeles Vidales afirma que hizo un trato con la familia de la niña secuestrada en la maternidad de Santa Cristina

La mujer de las caderas enormes -como fue descrita- ha adelgazado 10 kilos durante el mes y medio que ha estado en la cárcel de Yeserías, de Madrid. María de los Angeles Vidales Alfaro, procesada por el presunto secuestro de una niña recién nacida cometido el pasado día 3 de marzo en la maternidad de Santa Cristina, de Madrid, quedó en libertad provisional el sábado pasado. Afirma que hizo un trato con la familia de la niña secuestrada. Mientras llega el esclarecimiento de este secuestro, María de los Angeles se enfrenta a cómo subsistir, sin trabajo, con tres hijos bajo su custodia.

María de los Ángeles Vidales salió de la cárcel de Yeserías, de Madrid, pasadas las diez de la noche del sábado. El único familiar que la esperaba era su hijo mayor, acompañado de los abogados José Luis Guerrero y Andrés Couso. Algunas compañeras de las 240 reclusas que pueblan esta prisión de mujeres querían que se quedase unas horas para celebrar una fiesta. Al pisar la calle vio a su hijo Enrique, se abrazó a él y rompió a llorar. Luego, nerviosa, ya no sabía más que sonreír y reír.María de los Ángeles Vidales tiene 36 años de edad. Está casada y separada. Es madre de cuatro hijos. La hija mayor tiene 16 años y vive con su padre. Los otros, tres chicos, de 15, 14 y 6 años de edad, viven con ella en Fuenlabrada (Madrid).

En este piso van a poder estar poco tiempo. Ha sido embargado porque María de los Ángeles adeuda a la inmobiliaria un tercio, aproximadamente, del valor de la vivienda. Tampoco ella quiere seguir en él. "Lo que quiero hacer ahora", dice, "es coger otro piso y marcharme a vivir en él con mis hijos en paz". La cuestión -así lo expresa su hijo mayor- es cómo hacerlo. María de los Ángeles, como desde fuera de la realidad, no da importancia a tan pequeño escollo: "Con un trabajo, ya está. Yo soy modista".

Explica que nunca tuvo conciencia de que cometía un secuestro, que no cayó en la cuenta de la gravedad de lo que hacía. "Alberto, mi compañero, quería una hija. Tres años de intentarlo, y nada". Insiste en que fue a la Maternidad de Santa Cristina para llevarse a la hija de Dolores Vargas Mendoza en función de un trato que le propuso la familia Mendoza.

Los Mendoza niegan esta acusación y afirman que conocían a María de los Ángeles. Dos tías abuelas de la niña sustraída han sido procesadas también en base a la declaración de María de los Ángeles y pese a que en ella se advierten contradicciones y "una personalidad mitógena" que la inclina a creer sus propias fantasías, según considera el auto de procesamiento (ver El PAIS de ayer).

El supuesto trato

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Al parecer, hay un testigo una vecina de María de los Ángeles- que ha reconocido en rueda de sospechosos a una de las dos hermanas Mendoza como una persona que visitaba a la presunta secuestradora. El juez instructor ha decretado para las tres procesadas la libertad sin fianza, aunque han tenido que depositar 50.000 pesetas cada una en concepto de provisión de fondos para responsabilidades civiles.La secuestradora cuenta así los hechos: "Concepción Mendoza fue a mi casa a venderme un vídeo. Así la conocí. Hablamos. Le expliqué mis problemas con mi compañero y me dijo que una sobrina de ellos iba a tener un hijo. El hijo era de un payo con el que se había casado. Me lo darían, para romper ese matrimonio que no les gustaba, a cambio de 50.000 pesetas. Faltaban unos tres meses para que la niña naciera. Acepté y simulé un embarazo. Pero el día que me llamaron para que fuese a por la niña yo no tenía el dinero. No me dejaron. Me dijeron que me llevase aquel domingo a la niña y que más tarde me la recogerían ellos y me la volverían a entregar el lunes, cuando yo les diera el dinero. Y lo hice".

María de los Ángeles sabe que tiene fama de mentirosa. "Claro", dice, "soy Antoñita la Fantástica". Ella se ríe al preguntarle si es verdad que de pequeña era tan embustera que su madre la tuvo que dejar por imposible. Su atención parece exclusivamente centrada en encontrar "el trabajo que sea" y en la satisfacción por haber adelgazado 10 kilos "y eso que he estado todo el tiempo en cocinas".

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