El Mediterráneo y el descubrimiento
El profesor Nicolás Sánchez-Albornoz aludía recientemente al Descubrimiento (EL PAIS, 11 de abril) con la imagen de "tres carabelas castellanas", imagen que, sin llegar a explicitarlo, abunda en una versión del Descubrimiento -extendida y errónea, a mi parecer- como obra de Castilla.A estas alturas parece históricamente probado que, si bien la colonización fue obra de los conquistadores castellanos, el descubrimiento del Nuevo Mundo fue la culminación de un determinado desarrollo económico y político de las ciudades mediterráneas.
En efecto, la sociedad catalana había dado muestras desde el siglo XIII de una vitalidad y una capacidad de expansión notables. Mercaderes, marinos, cartógrafos, cónsules, piratas catalanes llegaron a disponer de un poder tal en el Mare Nóstrum como para que se hiciera famosa y tuviera todo su sentido la frase de Roger de Lauria según la cual los peces de este mar no se atrevían a aparecer sobre el agua sin llevar sobre los lomos las barras de la Corona de Aragón.
A finales del siglo XV, sin embargo, los comerciantes mediterráneos, protegidos por la Corona de Aragón, vieron reducido y amenazado su campo de acción por el avance del islam, que ya en 1453 había tomado Constantinopla y amenazaba el centro mismo del mar que nos ocupa. La tendencia a encontrar otras áreas en las que desarrollar el comercio, de ir más allá de los límites conocidos por el mundo cristiano, se fue abriendo paso especialmente en los puertos.
Los marinos y geógrafos avispados, a diferencia de las autoridades eclesiásticas, conocían o intuían la redondez de la Tierra. Manejaban el astrolabio, el cuadrante, las tablillas náuticas, la aguja de marear y la brújula, instrumentos todos, excepto el último, de origen anterior al cristianismo y que habrían de servir, a finales del siglo XV, al deseo de resolver la incógnita que se ocultaba a occidente de las Columnas de Hércules. Colón retomó las ideas y las esperanzas de las gentes marineras y las convirtió en un ambicioso proyecto. Lo que cabe preguntarse es si Colón era un aventurero aislado de su medio social o sí él, como otros hombres de su tiempo, no hizo sino expresar una necesidad social. Lo segundo pare ce ser lo correcto, sin duda alguna.
Pues bien, la directa participación de los hombres del Mediterráneo en la obra colombina que culminaría con el Descubrimiento está definitivamente probada. Jaume Ferrer de Blanes, cosmógrafo catalán, indicó a Colón el itinerario a seguir, y el valenciano Luis de Santángel, tesorero de la Corona de Aragón, presionó sobre la reina Isabel en favor de Colón e intervino decisivamente en la financiación del viaje.
En resumen, el Descubrimiento fue empresa comercial y mediterránea. Surgió en el lugar de Europa que en el siglo XV presentaba el máximo desarrollo mercantil y manufacturero, mientras que la conquista fue hegemonizada por el feudalismo ibérico, castellano, entonces lía en decadencia. Lo que, por otra parte, explica, en alguna medida, los sucesivos fracasos que en los siglos siguientes cosecharon los esfuerzos modernizadores y el acentuado retraso de España respecto a otras naciones de Europa.- Vicente Pérez.
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