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Voto de castigo para Felipe González

ENVIADO ESPECIAL El voto de castigo cosechado por Txiki Benegas en su reelección como secretario general del Partido Socialista de Euskadi -obtuvo tan sólo un 54,7% de la votación de los delegados asistentes al cuarto congreso del PSEPSOE- debe achacarse más a una crítica contra los dirigentes nacionales del partido que a un rechazo a la figura de Benegas, casi incontestada en el socialismo vasco. Así lo pusieron de manifiesto ayer fuentes de la UGT de Vizcaya, organización que ha capitaneado la oposición a que Benegas fuese reelegido, por estimar el cargo de secretario general del PSOE de Esukadi incompatible con la secretaría de organízación en la ejecutiva federal.

"Fue el error de Felipe González, nombrando a Txiki secretario de organización en el 30 congreso lo que ha hecho que nos colocásemos frente a su reelección", dijeron dirigentes del sindicato socialista. Aún ahora, casi cuatro meses después de la sorpresiva designación de Benegas en el 30 congreso como secretario de organización del PSOE y número tres de hecho del partido, nadie parece capaz de explicar las razones que impulsaron a Felipe González a variar de golpe los planes iniciales, renunciando a establecer la figura de coordinador del partido y situando a Benegas en la conflictiva secretaría federal de organización.

El propio interesado admitió entonces su sorpresa al verse, sin apenas preaviso, nombrado secretario de organización, en una decisión unipersonal de González tomada repentinamente en la madrugada del 15 al 16 de diciembre pasado, horas antes de la clausura del 30 congreso. Era un momento en el que comenzaba a ponerse en marcha el pacto de legislatura con el PNV, tan trabajosamente iniciado por Benegas, y era al tiempo un momento en el que se avecinaba la celebración de 16 congresos regionales socialistas, algunos tan previsiblemente conflictivos como los de Galicia o Castilla y León. Una y otra cosa parecían ya entonces claramente incompatibles para ser puestas bajo la responsabilidad de una misma persona.

El apoyo de Redondo ,

El congreso ha significado así el primer encontronazo político por causas internas del partido entre UGT y PSOE. Para nadie es un secreto que, desde la distancia, Nicolás Redondo apoyó desde el primer momento la alternativa de Ricardo García Damborenea, y que incluso el presidente del PSOE, Ramón Rubial, hubiera preferido la no reelección de Benegas.

El hecho de que la candidatura oficialista de Benegas obtuviese tan sólo el 54,7% de los votos, llevando en su lista como presidente a Ramón Jaúregui, significa no sólo un revés para el propio Benegas, número tres del partido, sino también para Alfonso Guerra, que acudió a Bilbao en apoyo del secretario de organización, de quien dijo que sólo Felipe González tenía mayores capacidades dentro del partido. En último término, es también un revés para el mismo Felipe González, que no pudo lograr la retirada de la candidatura alternativa de Damborenea, pese a sus varias llamadas telefónicas a Bilbao, apelando a la necesidad de otorgar el más amplio apoyo posible a Benegas "por razones de Estado".

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Así, el clima de unidad mostrado ayer en la sesión de clausura con un largo abrazo público entre Benegas y Damborenea, no lograba ocultar la tensión vivida a lo largo de las tres jornadas congresuales.

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