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RELIGIÓN

Juan Pablo II recuerda los horrores de la guerra y aboga por la paz en su mensaje pascual

El papa Juan Pablo II afirmó ayer en su mensaje pascual que el hombre sigue amenazado por un "huracán de violencia" 40 años después del fin de la II Guerra Mundial. En sus palabras, pronunciadas ante más de 300.000 peregrinos, en su mayoría jóvenes, que se congregaron en la plaza de San Pedro para recibir su bendición urbi et orbe, el Papa recordó el holocausto de los judíos, las decenas de millones de muertos provocados por la guerra y la primeras explosiones nucleares.

Juan Pablo II ofició la misa del día de Pascua en la basílica, asistido por dos cardenales, antes de dirigirse al balcón de la plaza de San Pedro para pronunciar su tradicional mensaje. La amenaza de guerra que pesa sobre la humanidad fue abordada por el Papa al recordar que 40 años después de terminada la II Guerra Mundial, y pese a los compromisos adquiridos por los Estados al final de la contienda, la paz está lejos de ser una realidad en el mundo. Juan Pablo II enumeró una serie de hechos y señaló que existen todavía demasiados lugares en el mundo donde son violados o negados los derechos humanos; la tortura y los campos de trabajo siguen produciendo numerosas víctimas de las que no se habla o se ignora; millones de niños, hombres y mujeres mueren a causa del hambre, de la sequía o la desnutrición; ideologías que inculcan el odio, la violencia y la dominación por la fuerza no dejan de intoxicar o engañar a los pueblos; la carrera de armamentos aumenta desmesuradamente la amenaza de una destrucción total.

El Papa recordó también que numerosas guerras, diferentes por su extensión y su duración, pero con una capacidad destructora cada vez mayor, continúan sembrando ruinas y ensangrentando numerosas regiones del mundo. En un llamamiento especial a los jóvenes, Juan Pablo II propuso una jornada mundial de la juventud, que se celebraría todos los años el Domingo de Ramos, para que asuman la difícil tarea de "construir nuevas estructuras inspiradas en la verdad, la solidaridad y la paz".

"Pero", añadió, "que los jóvenes se acuerden que para llegar a cambiar la estructuras hace falta cambiar los corazones. La paz nace en el corazón del hombre, pero también muere en el corazón del hombre".

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