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CASTILLA-LA MANCHA

El juego 'de las caras' mueve 50 millones en Calzada durante el Viernes Santo

Alrededor de 50 millones de pesetas pisan las calles de Calzada de Calatrava -un pueblo a 30 kilómetros de Ciudad Real, con la mitad de sus caminos sin asfaltar- desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde del Viernes Santo. Entre esas horas, desde el final de la procesión de la Pasión hasta la salida de la del Santo Entierro, la penitencia cede el paso al afán de lucro, al jaleo y a las voces, en el denominado juego de las caras.

Ésta es una tradición que en esta localidad de 5.500 habitantes no se interrumpió, a pesar de tener un carácter ilegal, ni durante el régimen franquista. Reservado desde siempre a los hombres, la llegada de la democracia abrió a las mujeres la participación en este juego, que pocas características religiosas conserva de lo que se atribuye como su origen: el sorteo de las vestimentas de Jesús entre los soldados en el monte Gólgota. En Calzada, la suerte corre a la vista de los balcones cubiertos con la bandera de España en la calle Real, el casino y la sociedad La Obrera, principalmente. En cada uno de los corros que se forman, las piezas -dos monedas de cobre de diez céntimos con las caras de Alfonso X y el escudo real en las cruces- son lanzadas al suelo por uno de los que integran la banca, que debe pagar a los puntos -apostantes- el dinero que cada uno de ellos haya puesto también en, el suelo, en caso de que salgan las dos cruces hacia arriba.

En el casino

Los puntos pierden sus billetes si son caras, y la tirada se repite cuando el resultado es una cara y una cruz. El baratero es el encargado de vigilar la limpieza y el orden en el juego, aunque un punto tiene la posibilidad de gritar "barajo" antes de que las monedas caigan cuando ha observado alguna irregularidad o presiente que la suerte no le va a favorecer. Para él, entonces, la tirada es nula. Los corros más numerosos son los que se organizan en el casino. Es también en los que los fajos de billetes se multiplican y en donde el relativo silencio durante las partidas está más acorde con el carácter de la semana. En el casino, los puntos tienen el privilegio de estar sentados.

El juego de las caras atrae a numerosos forasteros de pueblos de Ciudad Real y províncias limítrofes. En opinión de algunos lugareños, la muerte de Cristo, interpretada como la ausencia de autoridad religiosa, permitió durante el Viernes Santo una actividad prohibida.

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