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Los países árabes creen que España establecerá relaciones con Israel antes del ingreso en la CEE

Los embajadores árabes acreditados en Madrid consideran que España establecerá relaciones diplomáticas con Israel este mismo año antes de su ingreso en las Comunidades Europeas, según un largo informe dado a conocer el pasado mes de marzo por una de las publicaciones más influyentes en Oriente Próximo, la revista libanesa Al Mustakbal (El Futuro), editada en París. Al Mustakbal, que refleja los puntos de vista de los países árabes moderados y de los palestinos partidarios de Yasir Arafat, dedicó su portada y varias páginas interiores a explicar "¿cómo y por qué España decidió reconocer a Israel?".

En el artículo principal de la publicación, el periodista Abdul Karim Abulnasr cita informes de embajadores árabes y actas de encuentros del rey don Juan Carlos, Felipe González y Fernando Morán con responsables árabes. "El no reconocimiento de Israel constituye para España", según afirmó el presidente del Gobierno español, "una excepción en relación a los demás países europeos que han conseguido mantener estrechas relaciones con ambas partes" (la árabe y la israelí). "Por todo esto", añadió, "España podría pensar un día en establecer relaciones similares".Con estas palabras textuales contestó González, según la revista, a principios de noviembre pasado al secretario general de la Liga Árabe, el tunecino Chadli Klibi, que le visitó en la Moncloa al término de una sesión del diálogo euro-árabe celebrada en Madrid, para insistirle en que "la entrada de España en la CEE no debe hacerse a expensas de las relaciones con los países árabes".

Tras recordar que en más de una ocasión el Gobierno socialista aseguró que sólo reconocería al Estado de Israel cuando éste adopte una actitud "positiva" hacia la cuestión palestina, Klibi sostuvo que si Madrid tomase ahora la decisión, ésta sería "gratuita y negativa" porque "animaría a Israel a continuar su política contra palestinos y árabes". Aunque, según la citada publicación, reconoció que "la fuerza sionista apremia violentamente en España (...) y los movimientos fuertes y dinámicos a favor de Israel constituyen una realidad palpable", el jefe del Ejecutivo español se esforzó por apaciguar los temores de su interlocutor declarándose "convencido de que incumbe a Tel Aviv dar los primeros pasos hacia la paz con el fin de que la decisión española no sea considerada como una falta a los principios repetidamente declarados por el Gobierno (...) .

Respuesta complaciente

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Un año antes exactamente, en noviembre de 1983, Klibi había recibido en Túnez, sede de la Liga Árabe, al Monarca español, al que también manifestó su "preocupación" ante la posible decisión española, obteniendo, según Al Mustakbal, que no cita textualmente a don Juan Carlos, una respuesta complaciente en la que el Monarca hizo especial hincapié en la necesidad de desarrollar el comercio hispano-árabe como forma de resolver algunos problemas de la economía española.

El Rey prometió además, según la revista, hacer lo que pudiese -quedando aclarado que no tiene mucha influencia sobre el Gobierno de Madrid- con el fin de que España no dé ese paso hacia el Estado de Israel de una manera que pueda perjudicar o enturbiar las relaciones hispanoárabes.

Don Juan Carlos aparece también más receptivo ante los argumentos árabes en el informe de un "destacado embajador árabe" en Madrid, cuyo nombre no revela Al Mustakbal, que escribe refiriéndose al Rey: "Parece sentir verdaderas simpatías hacia los árabes y desea evitar cualquier contratiempo o malentendido con los países árabes pero su peso en las decisiones políticas es casi inexistente, por no decir nulo".

De un fenómeno que describe como "la caída progresiva de España en la órbita de la influencia sionista", la publicación da varios ejemplos, como la intensa colaboración entre servicios secretos, pasando por la creación de una cámara de comercio hispano-israelí y sin olvidar la presencia en Madrid de un embajador ojicioso, el eficiente Samuel Haddas, tratado como un auténtico diplomático, aunque oficialmente dirige la representación de su país ante la Organización Mundial del Turismo.

La línea aérea Madrid-Tel Aviv es otra ilustración del acercamiento hispano-israelí, y su apertura en julio de 1983, sostiene Al Mustakbal, fue el gesto de buena voluntad que González hizo en respuesta a la petición de tres dirigentes de la comunidad judía norteamericana con los que se había reunido un mes antes durante su visita oficial a EE UU.

Estos responsables judíos calificaron la postura española de cara a Israel de "equívoca y casi inaceptable" al tiempo que le urgieron a dar el paso definitivo "cuanto antes", le solicitaron un gesto inmediato de "buena voluntad" y le aseguraron que las reacciones adversas árabes no serían "fuertes ni duraderas". El presidente contestó que tomaría la iniciativa "en el momento oportuno".

Del cada día más largo elenco de contactos comerciales y oficiosos hispano-israelíes, otro jefe de misión árabe con residencia en Madrid sacaba la conclusión en "un informe especial" para su ministro de que "las relaciones entre España e Israel constituyen un hecho prácticamente consumado faltándole solamente el anuncio oficial para el intercambio de embajadores".

Condiciones de la CEE

¿Cuándo tendrá lugar el anuncio? "Los responsables españoles", prosigue el mismo embajador, cuya nacionalidad no precisa Al Mustakbal, "niegan que exista una relación entre las dos fechas, pero informes fidedignos aseguran que varios países europeos han condicionado la aceptación de España en el Mercado Común al reconocimiento oficial de Israel por parte de España". En general, los diplomáticos árabes en Madrid prevén que éste se producirá "a lo más tardar antes de finalizar el año".

"Aunque los árabes consiguieron que el anuncio del reconocimiento fuese aplazado más de una vez", opina el autor del artículo, "parece que actualmente no están en condiciones de poder impedir su realización en un futuro muy próximo".

Para Israel, concluye Abulnasr, poniendo de relieve con su comentario la dimensión sentimental que para los árabes revestiría la decisión de Madrid, será "una victoria diplomática" con la que "se vengará de todo lo que representa la presencia árabe en la España de hoy en día y en su historia (...)".

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