La Policía Nacional y el 'cambio'
Cuando el pasado 1 de marzo observé cómo una pareja de la Policía Nacional, a la altura del número 80 del paseo de las Deliclias, de Madrid, se acercaba a un anciano y le ofrecía sus brazos para que un viejo se agarrase por ambos lados, pues sin bastón caminaba con tremendos esfuerzos y dificultades, dicho gesto hizo que nos sintiéramos halagados los ciudadanos que presenciábamos tan noble acontecimiento.Esto me hizo recordar que hace 20 años, los entonces violentos, represivos y puritanos grises hacían como en el Oeste, primero pegaban y luego preguntaban el nombre, porque a mí, por darle en aquel tiempo un beso a mi novia en un solitario descampado, me arrearon dos tremendas bofetadas antes de pedirme el carné.
Por ello me congratulo con este cambio, con esta querida y tantos años añorada democracia, aunque aún con bastantes defectos, pero, por lo menos a nivel policial, cuyo cuerpo ya se acerca más al pueblo y participa en la vida civil, se nota en lo humano.-