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Amargos recuerdos de Sharpeville

La historia parecía repetirse, y más tristes ironías se amontonaban en un país ya cargado con demasiadas. El pasado jueves se conmemoraba el 25º aniversario de la masacre de Sharpeville, en la que la policía mató a 69 negros en esta localidad a 40 millas al sur de Johanesburgo. Este decisivo episodio se mantenía todavía vivo en la memoria de muchos negros en Langa, otra ciudad a 25 millas al sureste de la ciudad costera de Port Elizabeth. Allí, multitudes que desafiaban la prohibición gubernamental de celebrar reuniones públicas participaron en un desfile en honor de tres negros muertos en enfrentamientos con la policía el fin de semana anterior. ( ... )La matanza de Sharpeville de 1960 había empujado a un Gobierno a la defensiva a tomar medidas enérgicas, prohibiendo los movimientos negros de protesta, arrestando a los líderes negros y, por tanto, dando origen a una oposición todavía más militante. Hoy, después de un cuarto de siglo de lucha (-) la violencia todavía domina en esta tierra dividida. Las muertes en las afueras de Uitenhage representaban el más sangriento episodio aislado hasta que una ola de agitación comenzó a extenderse por el país el año pasado. También causaron más disturbios durante el fin de semana en localidades cercanas, en las que masas amenazadoras mataron al menos a siete negros a los que acusaban de ser cómplices de la minoría blanca gobernante. (-) Hace cinco semanas, 18 negros fueron muertos en un enfrentamiento con la policía en la barriada de chabolas de Crossroads, cerca de Ciudad del Cabo. En total, unos 240 surafricanos han perecido en la turbulencia de los últimos 13 meses, y, al menos 60 de ellos han muerto en la zona de Sharpeville.

El ciclo de acontecimientos de la semana pasada comenzó en las cercanías de Port Elizabeth, donde los blancos protestaron por el agobiante desempleo local, organizando un boicoteo de fin de semana a las tiendas, autobuses y fábricas. Como resultado, cinco negros fueron muertos en enfrentamientos con la policía. La cólera por estas muertes fue la chispa para la marcha de Langa, que a su vez causó más disturbios.(...)

31 de marzo

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