Noor al Hussein
La esposa de Hussein acompaña al rey jordano en su visita, a España
En el mundo árabe, los cuentos de hadas se convierten a veces en realidad. ¿Quién le hubiese dicho si no a Lisa Halaby, una joven empleada norteamericana en las Líneas Aéreas Jordanas (ALIA), que a sus 26 años de edad iba a ser reina de Jordania? En su niñez, y según sus declaraciones a los entrevistadores, Lisa no tenía fantasías infantiles sobre su futura carrera ni creía en los cuentos de hadas, y nada aparentemente predestinaba a la joven norteamericana matriculada en la universidad de Princeton a acceder al trono del reino jordano.
Beirut Las dificultades para colocarse en EE UU y los orígenes árabes de Lisa Halaby incitaron probablemente a la recién graduada en Arquitectura y Planificación Urbana a aceptar, a finales de los años setenta, un puesto en la compañía jordana de aviación civil, entonces en plena expansión.Nacida en Washington DC el 23 de agosto de 1951, en el seno de una familia de origen sirio-libanés, Lisa Halaby sabía muy poco sobre Oriente Próximo, aunque de cuando en cuando -según dijo en una entrevista concedida a, una revista del corazón- sus padres le explicaban sus antecedentes, con los que se sentía identificada. Y añadía en sus declaraciones: "Pero no puedo decir que a los cinco años fuese una nacionalista árabe".
Cuando el rey Hussein de Jordania la conoció acababa de quedarse viudo de su tercera mujer, la reina Alia, muerta en 1977 en un accidente de helicóptero, y un año después de su primer encuentro con el soberano, Lisa Halaby se convertía al casarse, el 15 de junio de 1978, en la reina Noor al Hussein (La Luz de Hussein).
Los antepasados árabes de la cuarta esposa de Hussein hicieron probablemente olvidar a algunos súbditos del monarca -palestinos en un 60%- la nacionalidad de su nueva reina, y aunque Noor sea rubia y se exprese mejor en inglés que en árabe, los jordanos parecen haberla aceptado e incluso la mencionan con afecto.
A pesar de los 16 años de edad que la separan de su esposo y de la atareada vida del monarca, la reina se declara feliz de ser su mujer porque, dice: "somos capaces de comunicarnos sobre una infinidad de cuestiones y problemas diferentes". "Y esto es posible", proseguía en las páginas de otra publicación del corazón, "gracias a mi dedicación al trabajo que efectúo para el país, así como a nuestro gusto compartido por una vida activa".
A lo largo de sus ocho años de reinado, Noor ha tenido tres hijos -Hamza, de cinco años; Hashem, de tres, e Imán, de dos-, que se añaden a los siete príncipes y princesas de los tres matrimonios anteriores del soberano, que a sus 49 años ha sido 10 veces padre.
Al margen de sus tareas matrimoniales, la formación universitaria de la reina la ha incitado a desarrollar un gran número de actividades sociales, entre las que destacan la presidencia del Consejo Superior de la Salud y de la Fundación Real para la Cultura y la Educación, organismos en los que desempeña a veces un papel algo más que honorífico.
De Noor fue la idea de organizar a partir de 1981, en las ruinas grecorromanas de Jerash, a 40 kilómetros de Amman, un festival folclórico, al que el año pasado asistieron 150.000 espectadores, y apoya además a la Jordan Society, una asociación privada que, según la reina, debe contribuir a un mejor entendimiento entre norteamericanos y jordanos.
Partiendo de su propia experiencia, Noor asegura que las mujeres no deben estar marginadas de la vida política y social, y se muestra confiada en que pronto el Parlamento jordano, al que las mujeres pudieron votar por primera vez en las elecciones legislativas parciales de hace un año, contará entre sus miembros con diputadas.
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