Sandro Pertini,
el simpático presidente de la República Italiana, ha conseguido por fin que le aumenten el sueldo. El Consejo de Ministros acordó el viernes último subir su asignación anual de los 30 millones de liras (unos 2.610.000 pesetas) que percibía hasta ahora hasta los 240 millones de liras (unos 20.880.000 pesetas). Pertini, que tenía su sueldo congelado desde 1965, ha podido sobrevivir con tan exigua asignación, según sus amigos, porque lleva una vida de "cartujo". Desde la alimentación a la ropa o el alquiler de su apartamento salían de su nómina. Bromeando con sus íntimos, el presidente italiano ha confesado reiteradamente que pensaba renunciar al cargo de primer ciudadano de la República y convertirse en senador vitalicio, "que cobra el doble de lo que yo percibo".
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