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Nuevo parón en la recta final para la ampliación del Mercado Común

Los empresarios, más interesados ahora por la firma del acuerdo que por las condiciones técnicas que imponga

La actitud pública más común mantenida durante los últimos años por los empresarios españoles ante las negociaciones con la CEE registró un notable cambio en la noche del jueves, cuando se daba por inminente la difusión del acuerdo final. El "apoyo decidido al ingreso, pero no a cualquier precio" se truncó entonces en declaraciones de enhorabuena. Bajo el denominador común de valorar más la trascendencia política del momento que las condiciones del posible acuerdo, en las que creían ver deficiencias quizá superables con el tiempo, la mayor parte de los empresarios consultados coincidieron en relacionar la entrada en la Comunidad con una resolución favorable a la OTAN.Para José Luis Cerón, ex ministro de Comercio, que participó en el acuerdo preferencial de 1970 y actual presidente de la Comisión de Economía de Confederación Española de Organizaciones Empresariales, "la postura de la CEE ha sido enormemente dura y los negociadores se han batido bien, aunque el acuerdo es indignante. Pero habrá que pasar el referendum sobre la OTAN y no ser el paria de todos. La disyuntiva del momento era firmar o no y racionalmente había que aceptar el acuerdo".

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Otro ex ministro, que ocupaba en 1970 la cartera de Industria, José María López de Letona, afirmó que "el acuerdo es razonable desde el punto de vista industrial, pues los siete años de transición son suficientes y el ritmo del desarme arancelario asumible aún con problemas para algunas empresas y sectores. Se ha negociado también razonablemente. Lo más importante será la disciplina que se derivará de la armonización de políticas económicas".

José Joaquín Ysasi-Ysasmendi, presidente del Círculo de Empresarios, recordó que la noticia de la inminente Firma sorprendió al Círculo cuando estaba reunida su asamblea general y la opinión fue que "es difícil valorar una negociación con luces y sombras. Sin embargo, esto ya es futurible y lo importante ahora es que la sociedad aproveche las ventajas y minimice los perjuicios". Una opinión similar, aunque fundada sobre que "la negociación se ha llevado bien", fue expresada por el secretario general del Círculo, Carlos Cortés.

Según Manuel Gómez de Pablos, presidente de Iberduero, "estamos ante un hecho absolutamente positivo; con una negociacion rigurosa se ha obtenido lo mejor que se podía". Para Jaime Fonrodona, que fue colaborador de Joaquín Garrigues y preside Worthington, "un mal acuerdo es mejor que ninguno", Juan Entrecanales, constructor y titular de la empresa que lleva su apellido, dijo que "políticamente convenía y económicamente a cada uno le irá de una forma y tendrá que defenderse". También Santiago Foncillas, presidente de honor del Circulo, opinó que "han pesado fundamentalmente consideraciones políticas".

Por su parte, CC OO hizo ayer una valoración de las negociaciones afirmando que "el fracaso de la ronda, en la recta final de la integración de España, es muestra grave de los intereses que están dominando el proceso negociador. Los obstáculos causantes de dicho fracaso ponen en tela de juicio el proyecto de desarrollo de una Europa de los pueblos, frente al que parecen primar los intereses de partidos políticos gobernantes y del gran capital, en definitiva, de la Europa de los mercaderes y de los monopolios".

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