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Dudas sobre la solidez del sistema financiero de EE UU tras el cierre de 71 cajas de ahorro

Francisco G. Basterra

Cuando el gobernador de un Estado se ve obligado a adoptar la medida de emergencia de cerrar 71 cajas de ahorro -una intervención pública no vista en Estados Unidos desde la gran depresión-, cabe preguntarse por la solidez del sistema financiero y su capacidad para soportar la política de desregulación y liberalización del mismo iniciada por Ronald Reagan. Las entidades crediticias cerradas por el gobernador de Ohio, Richard Celeste, para evitar que la retirada masiva de fondos creara el pánico, no abrirán sus puertas hasta que sus depósitos no estén cubiertos por fondos de garantía federales, apoyados por el Tesoro.

WashingtonEsta crisis puede provocar posibles retiradas de dinero de otras cajas y bancos, con depósitos asegurados por compañías privadas y una mayor resistencia a continuar la política de desregulación del sistema financiero. También es previsible que dificulte el relajamiento de la política monetaria de la Reserva Federal (banco central) y cree presiones para reglamentar más el mercado de títulos del Estado.El The Wall Street Journal ha afirmado que lo sucedido en Ohio demuestra que, a pesar de que la economía ha iniciado su tercer año consecutivo de expansión, "el sistema. financiero sigue siendo vulnerable". El sexto banco del país, el Continental Illinois, tuvo que ser rescatado el pasado verano de la quiebra por una inyección de 4.500 millones de dólares de fondos federales. Otros dos grandes, el Bankamérica, de San Francisco, y el First Chicago, fueron forzados por las autoridades a aumentar sus recursos propios para asegurar sus créditos dudosos. Dos bancos de Boston han sido multados hace 10 días por no informar de transacciones con bancos extranjeros que podrían haber servido para blanquear dinero negro. Sólo México, Brasil y Argentina deben 59.000 millones de dólares a, la banca norteamericana.

Escenas no vistas desde los años treinta se desarrollaron la pasada semana ante varias cajas de ahorros de Cincinati y otras ciudades del Estado, con los clientes durmiendo en sacos de dormir, bebiendo de termos y calentándose con estufas portátiles frente a sus bancos a la espera de que abrieran sus puertas para retirar su dinero. Todo este pánico había sido provocado por la quiebra, el 9 de marzo, de la caja de ahorros Home State Savings Bank, de Cincinati, con un agujero de 150 millones de dólares, que amenazaba con vaciar el fondo de garantía con el que esta entidad tenía asegurados sus depósitos, el Ohio Deposit Guarantee Fund, que sólo tenía 130 millones de dólares para asegurar éste, los depósitos de decenas de cajas de ahorros a lo largo del Estado.

Noche en vela

Las noticias, amplificadas por las emisoras de radio y grandes titulares en la prensa local, crearon un movimiento de pánico, y los depositantes acudieron en masa a las ventanillas y sólo el pasado jueves retiraron 60 millones de dólares. Normalmente este tipo de situaciones se suele resolver metiendo dinero fresco en las instituciones crediticias para que puedan aguantar, pero esta vez el gobernador de Ohio decidió que era mejor declarar una bank holiday y cerrar las cajas de ahorros durante tres días.El lunes, el Parlamento del Estado debatió una ley que permita la apertura progresiva los próximos días de las cajas cerradas. La nueva legislación exigirá a las entidades que soliciten y obtengan una garantía con una corporación federal para sus depósitos. Hasta ahora sólo tenían una garantía con instituciones privadas a nivel del Estado y preferían esta cobertura para evitarse problemas burocráticos y una mayor fiscalización de las autoridades federales.

Esta crisis tiene más importancia psicológica que económica, ya que los activos de todas las cajas de ahorros afectadas ascienden a 5.300 millones de dólares, sólo un poco más del 10% del total de los activos de las cajas de todo Ohio y menos que muchos bancos de tipo medio. Existe, sin embargo, el temor de que si la crisis no se soluciona con rapidez puede afectar a otros Estados, como Massachussets, Maryland, Pennsylvania y North Carolina, donde las cajas de ahorros también tienen sus depósitos asegurados con compañías privadas. Hasta ahora este sistema ha funcionado perfectamente, ya que normalmente las cajas aseguradas son pequeñas y su negocio suele ser bastante conservador.

Pero lo sucedido en Ohio suscita dudas sobre si en el futuro las compañías de seguros privadas podrán seguir garantizando los fondos de las entidades crediticias o éstas deberán acudir a la cobertura federal. Los fondos de garantía de depósitos federales más conocidos son el Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC), que salvó al Continental Illinois de la quiebra, y el Federal Savings and Loan Insurance Company (FSLIC), que ha protegido en los últimos 50 años al sistema bancario norteamericano. Estos fondos, que tienen detrás la garantía del Tesoro, se preguntan si siguen siendo capaces de afrontar los crecientes riesgos derivados de la política de desregulación y liberalización del mercado financiero.

Los fondos de garantía privados no están garantizados por los Gobiernos ni federal ni estatales y no pueden acudir, en consecuencia, a la ayuda del Ministerio de Hacienda en Washington. En este caso, las autoridades de Washington no tenían ninguna obligación de salir en ayuda de las cajas de ahorros en dificultades, aunque el Federal Reserve ofreció prestar dinero a algunas de las entidades.

La crisis de Ohio refleja también los peligros de la falta de regulación del mercado de bonos y obligaciones del Tesoro. La quiebra de la Home State Savings Bank, de Cincinati, fue provocada por las pérdidas sufridas en sus operaciones con ESM Government Securities Inc., una entidad financiera de Florida especializada en el negocio de obligaciones y bonos del Gobierno. ESM fue obligada a cerrar por el Gobierno federal después de descubrirse que había ocultado fraudulentamente pérdidas por 200 millones de dólares en los últimos 10 años.

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