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Numancia y Sagunto derrotaron a Esparta

La niebla se apartó ligeramente y, después de varios días de incertidumbre, la luz del semáforo comenzó a brillar, aunque sólo sea un poco. De todas formas, la actitud de muchos operadores se ha modificado positivamente. No es muy frecuente que la sesión que cierra la semana respire una atmósfera muy positiva, pero ayer se olvidó esa mala costumbre, sobre todo si se tiene en cuenta que el índice general venía flexionando a la baja a lo largo de las tres jornadas anteriores. El balance de la semana, a este respecto, tampoco es nada brillante, pero el viernes ha servido para que la tanda termine con una ganancia de 40 centésimas.El comportamiento de la bolsa a demostrar su resistencia a romper la cota del 111% ha llevado al índice a rebotar a esos niveles. Eso debe suponer, en buena lógica, un futuro impulso para conquistar posiciones más elevadas en el futuro.

A la hora de analizar la situación, los expertos consideran que pocos elementos de juicio se han renovado sobrejornadas anteriores, por lo que el repunte de ayer -basado casi exclusivamente en la evolución alcista del sector eléctrico- se debe a dos puntos esenciales: a la naciente confianza de los expertos ante la demostración de que la bolsa no estaba dispuesta a perder más puntos, o, lo que es lo mismo, a la falta de interés de los vendedores para desprenderse de sus títulos a precios bajos, y a que el dinero ha llegado a la conclusión de que no era previsible esperar nuevos descensos para poder comprar más barato.

La confluencia de estas dos actitudes ha permitido celebrar un matrimonio un poco circunstancial y que, como suele pasar en la vida real, tampoco será para toda la vida. Pero al menos ha servido para consolidar los cambios a los niveles actuales.

La segunda razón de este repunte tiene su base en Telefónica, valor que se elevó medio entero (el cupón, sin embargo, se mantuvo a 18,25 pesetas), a pesar de que la Comisión Delegada para Asuntos Económicos no discutió ayer la subida de tarifas, tal y como estaba previsto en un principio.

Los bancos, por el contrario, continúan en tierra de nadie, con un descenso conjunto, de cinco centésimas y con unas operaciones por caja para las siete mayores entidades que demuestran el poco interés que despierta ahora el corro de cara a los inversores. Las órdenes de compra se situaron en 37.531 títulos, frente a unas ventas de 1.280 acciones correspondientes a Banesto.

Precisamente esa apatía bancaria puede ser considerada como otro elemento positivo para el comportamiento de las sociedades eléctricas, puesto que muchos expertos se han encontrado muy desanimados a la hora de comenzar el tradicional ciclo bursátil de salirse de eléctricas para entrar en bancos. Al no ver las cosas excesivamente claras, muchos operadores se han mantenido en liquidez y, cuando han decidido volver al mercado, han apostado claramente por estas últimas sociedades. De esta forma, las dudas sobre reparto de dividendos han pasado a un segundo plano, eclipsadas por la rentabilidad que ahora ofrecen estos valores (en algún caso cercana al 15%) y que se encuentran muy por encima de cualquier otra alternativa inversora.

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