El amigo americano
No tengo otra alternativa que dejar a su buen criterio que publique o no esta carta. Al menos me sirve de desahogo.Leer EL PAÍS del 23 de febrero es para los hipertensos un peligro, por las reacciones que nos producen tantas contradicciones, cinismos y chaqueteos, todo revuelto. Va esto por políticos, política y, siempre como fondo, la OTAN (llámese amigo americano), ya que como amigo así le denominó, ¡cómo no!, el lugarteniente fraguista en el espacio de televisión último de Estudio abierto, ante su anunciada visita próxima a España. Leer hoy, hoy, repito, su editorial Reagan, Nicaragua, Europa, seguir leyendo a Gabriel Jackson en Nicaragua con una oportunidad democrática, y a continuación a nuestro muy autorizado, ¿o no?, escritor señor Cela en Una idea sesgada. Todo ello es fuerte, y el colmo, para los que hemos tenido que soportar 40 años un régimen sostenido siempre por este gran amigo americano con los horrores que ello supuso. Este amigo está hoy sosteniendo y ayudando a todas las dictaduras militares o de derechas que hay en el mundo, se llamen Chile, Marcos o Duarte, y hundiendo a pequeños países como Granada, Nicaragua, Cuba y tantos otros, porque hacen un campo de aviación grande o porque reparten las tierras en manos de unos pocos y quieren ser libres.
¿Por qué, me pregunto yo, en opiniones muy autorizadas como pueden ser las de este periódico, o las de las personas mencionadas, con sentido común y sin miedo, le dicen a nuestro Gobierno que nos engañó al votarle, que el amigo americano no es tal, que alimenta su democracia de nosotros y de tantos pueblos del mundo, teniéndonos de rodillas?- .
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