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La coincidencia de un discurso sincero y juvenil

Soledad Gallego-Díaz

Laurent Fabius le quitó hace poco más de un año a Felipe González el cetro de primer ministro más joven de Europa. La oposición le llama renacuajo y Merlín el encantador, pero el mote que ha tenido más fortuna entre el público ha sido el de querubín, apelativo que le lanzó un día Raymond Barre con intención desdeñosa y que se ha convertido con el tiempo en un elogio. Los franceses están encantados con su juventud y con su lenguaje, y la mayoría se ríe satisfecha cuando alguien cuenta que un detractor depositó hace poco ante el Palacio de Matignon un paquete de pañales."No se mueve, y sin embargo me doy cuenta de que camina", decía el rey Carlos X de su sucesor, Luis Felipe. Lo mismo le sucede a François Mitterrand, absorto ante el increíble éxito del joven enarca (diplomado de la Escuela Nacional de Administración) que un día eligió, sorprendiendo a todo el mundo, como jefe de Gobierno.

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Dicen que Mitterrand, algo molesto por el hecho de que todos los sondeos desde hace varios meses le coloquen por encima del propio presidente, llegó a decir en una reunión del Consejo de Ministros: "Vaya, por fin un periódico se ha dado cuenta de que también existe el presidente de la República".

Si la anécdota es cierta, debió ocurrir hace ya tiempo, porque ahora Mitterrand parece contento con la popularidad de su delfín.

Fabius y González, que no se conocían personalmente, deberían poder entenderse (lo que no quiere decir estar de acuerdo) porque los dos basan su éxito en discursos parecidos.

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No es ningún secreto que el primer ministro español y François Mitterrand no han logrado nunca superar las relaciones estrictamente formales, tal vez porque Mitterrand le recuerda todavía jugando al futbolín en cafés parisinos. El problema no tendría por qué plantearse con Laurent Fabius, un hombre que repite continuamente, como el primer ministro español, que "el socialismo es modernización y unión".

"Es una entrevista fundamentalmente amistosa", decía a EL PAÍS Laurent Fabius pocas horas antes de recibir a su colega español.

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