Opciones para cuatro días

Los astros han querido regalarnos con una fiesta, la de San José, en martes, y los humanos haremos todo lo posible para transformar los descansos sucesivos en un puente de cuatro días. Es el tiempo justo para hacer esta ruta tanto tiempo pensada, para cortar, gracias a la distancia, con los largos meses de este duro invierno.

Europa en tren

Cuatro días, cuatro, que se pueden alargar milagrosamente si se aprovechan las noches para el viaje. Renfe nos lo pone en bandeja. El plan es salir el mismo viernes por la noche y plantarse, por ejemplo, en París a las nueve de la mañana del sábado. La vuelta se puede hacer el mismo martes, igualmente por la noche. El billete de ida y vuelta en clase turista (departamento de tres camas) es de 13.950 pesetas. Como para no pensarlo dos veces. Menos aún desde Barcelona: 10.800 en las mismas condiciones. Hay precios especiales, con rebaja sustancial para niños menores de 12 años. Más posibilidades: en París se puede conectar con los numerosísimos trenes que se dirigen a buena velocidad hacia Bruselas, Amsterdam o Luxemburgo. A la hora de comer del sábado, o como mucho a media tarde, se puede estar en cualquiera de estas capitales europeas. Y quedan libres casi tres días enteros y verdaderos. En tren también, lo recordamos siempre, a Lisboa, utilizando las literas o el coche-cama. Alrededor de las 9.000 pesetas ida y vuelta. Y siguiendo con el catálogo, las ciudades suizas, Ginebra, Berna o Lausana quedan a tiro de tren desde Barcelona, en el tiempo que dura una noche y a buenos precios (Barcelona-Ginebra, ida y vuelta en litera de segunda clase, unas 16.000 pesetas).

Iberrail ofrece paquetes turísticos -es decir, tren más hotel- hacia distintas capitales europeas desde un mínimo de una noche en el destino. Sale más barato que contratar el hotel por cuenta propia. Y algunos recordatorios: la tarjeta dorada para la tercera edad supone una reducción del 50% sobre la tarifa. La tarjeta familiar, sustanciosos descuentos. En cuanto a los días azules, señalar que tan sólo el lunes 18 se ve favorecido por el color de la suerte: el 15, 16, 17, 19 y 20 son terriblemente blancos.

Sin ir más lejos: paradores

Siguen siendo los alojamientos que mejor se ajustan a esta regla de oro de relación precio / calidad. Sus emplazamientos, casi siempre turísticamente estratégicos, los convierten en el centro de un perfecto círculo de excursiones. El único inconveniente que tienen es el estar excesivamente solicitados en estas fechas. Atención, por tanto: habrá que hacer la reserva con antelación. Para ello la red cuenta con una central en la que se puede reservar el parador que se desee. La dirección: Velázquez, 25. Madrid. Teléfono 91 / 435 97 00 - 44. Y a continuación, una selección personal entre las muchas posibles.

- Parador de Úbeda. Instalado en un espléndido palacio de los siglos XVI-XVII, con tan sólo una cincuentena de plazas y situado en el mismo corazón de la ciudad renacentista. Sus tres estrellas relucen como soles en el patio, las amplias habitaciones y hasta, excepcionalmente en este tipo de alojamientos, el mobiliario. Desde él: la misma Úbeda, la vecina Baeza -más renacimiento- y las sierras de Segura y Cazorla. Arte y naturaleza asegurados.

- Parador de Puebla de Sanabria. Pequeño (18 habitaciones) y recogido; lo mejor de este parador es sin duda su situación, que permite conocer una zona que cae algo a trasmano y muy desconocida. Hermosa es la población, con castillo y buena iglesia, y hermosísimo el lago de Sanabria y sus alrededores (a no olvidar la iglesia de San Martín de Castañeda). Sorprendente la excursión por el valle del Tera, con pueblos intactos y dos espléndidos ejemplos del románico: el campanario de la iglesia de Mombuey y la de Santa Marta de Tera.

- Parador de Sos del Rey Católico. En las afueras de la población, con vistas a los valles y a las montañas. Sos entero es un museo que se conserva casi como en tiempos del rey Católico, nacido por estas tierras. Palacios, castillo e iglesia, todo merece el viaje. Y el recorrido por las cinco villas de Aragón, ya en pleno llano, con pueblos tan monumentales y olvidados como un castillo Sádaba o Egea de los Caballeros. Hacia Navarra están Leyre, entre montañas, y Sangüesa, parada y fonda del camino de Santiago.

- Parador de Alarcón. Instalado en un restaurado castillo moro que vigila el Júcar. La población es espléndida, heredera de los tiempos en que perteneció al infante don Juan Manuel y luego a los Villena. En sus alrededores, algunas de las más hermosas poblaciones de La Mancha conquense: San Clemente, Belmonte y Villaescusa de Haro.

La marcha del autobús

Ya no son lo que eran los autocares de tan sólo hace unos años. Hoy la mayoría cuenta con calefacción, aire acondicionado y vídeo. Y muchos destinos y programas que tienen como fecha el puente. Aquí van algunas propuestas.

La primera, sin duda, la ineludible: Fallas de Valencia. Tres días de viaje, 17-19, 13.900 pesetas; cinco días, 16-20, 22.600. Lo organizan varios operadores y agencias.

Dentro de España, y ya sin excusa festiva, varios destinos igualmente característicos: Granada, Sevilla-Córdoba, Cáceres-Trujillo-Guadalupe, Mérida-Plasencia, los monasterios de La Rioja, Santiago de Compostela-Rías Bajas, etcétera. Los precios van de 15.000 a 20.000 pesetas, aproximadamente, y la duración, de tres a cuatro días (organizan: Pullmantur, Trapsatur, Horizontes).

Sin duda las estrellas de las rutas en autobús son Lisboa y Andorra. Cientos de viajes, de parecidas características, inundan el mercado de los puentes viajeros. Los precios, realmente límites. Iberosol mantiene durante todos los fines de semana del año un programa de tres días -alojamiento una noche- con los dos destinos. Andorra, desde 4.900. Lisboa, desde 5.750. No se puede pedir más por menos.