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Se mantiene el clima de división en el PCE tras finalizar la reunión del Comité Central

Una total falta de entendimiento enmarcó anoche el final de la reunión del Comité Central del Partido Comunista de España (PCE), que, al cabo de dos días de debate, sólo sirvió para consagrar y aumentar el clima de desunión que reina en el partido. Al final, el informe en el que el secretario general, Gerardo Iglesias, presentó su plan de 10 puntos para pacificar el partido) fue votado y aprobado (60-20), pero con el voto en contra de aquellos a quienes, precisamente, iba dirigida la propuesta de pacificación.

Carrillo aseguró, tras el resumen final hecho por Iglesias, a puerta cerrada como el resto de la reunión, que el secretario general había acentuado el "carácter represivo" de su propueseta original hecha en la mañana del miércoles. "Ahora se habla de exclusiones, se amenaza a los que incumplen los estatutos, se nos quiere negar el derecho a la palabra", agregó.Gerardo Iglesias, por su parte, contraatacó, asegurando que no tiene voluntad de imponer sanciones en ningún caso, y acusando de "falta de seriedad" a los planteamientos políticos de su antecesor, que ahora ataca la política de convergencia de izquierdas, pero que en 1981 defendía exactamente los mismos postulados que ahora proclama el actual secretario general. Unas declaraciones efecutadas por Carrillo el miércoles, en las que señalaba que existen dos partidos distintos en el seno del PCE provocaron que, en su intervención final de anoche, Iglesias advirtiese que "quien reafirme que existen dos partidos asumirá la responsabilidad de colocarse fuera del PCE".

Marcha atrás

Ante ello, Santiago Carrillo pareció dar cierta marcha atrás en sus declaraciones previas, señalando que "no tenemos ninguna intención de hacer otro partido y, menos aún, de irnos con el de Ignacio Gallego". Pero, a continuación, subrayó que "es un hecho real" la existencia de dos posiciones comunistas enfrentadas en gran cantidad de temas.Ambas partes admitieron que esta reunión "ha llevado al partido a una tensión máxima" y ambas partes, mayoría y minoría, se acusaron mutuamente de estar violando los estatutos.

Especialmente controvertida resultó la idea, lanzada a última hora por Iglesias, de que sea el Comité Central el que decida finalmente si deben o no convocarse los polémicos congresos extraordinarios en las carrillistas organizaciones regionales de Madrid y Valencia.

Algo que representantes de los dos comités regionales dieron anoche a entender que no van a permitir. Carrillo reiteró también que no cumplirá la orden de cierre de la revista Ahora, orden contenida en el decálogo de Gerardo Iglesias, y aprobadá anoche por la mayoría del comité Central.

Fue así, en un clima extraño y al borde de la ruptura como concluyó la tormentosa sesión del comité central que constituye el último capítulo, por ahora, de cuatro años de tensiones internas en el seno del PCE. Posteriormente, Iglesias se negó a asistir anoche a un debate con Carrillo ante las cámara de TVE.

Los nervios habían estallado en el momento de la clausura tras casi nueve horas de interminables debates y respecto a la política de convergencia se apuntó la necesidad de que la dirección acceda a cambiar al secretario de organización, Francisco Palero, acusado de "manipular" en favor del sector gerardista los congresos regionales de las dos castillas y Baleares.

Viejas heridas

En general, todas las viejas heridas salieron a relucir entre no disimuladas acusaciones en las que unos tachaban de "liquidacionistas" a los otros, mientras estos últimos calificaban de "dogmáticos" a los primeros.El clima vivido en estas dos jornadas no hace difícil pronosticar que habrá escasas posibilidades de arreglo para cuando, en los tres últimos días de este mes, se celebre la conferencia nacional partido. Antes, los días 22 y 23, tendrá lugar una nueva sesión del Comité Central, en la que Iglesias probablemente tratará, dijeron fuentes de la dirección, de aportar nuevas propuestas. Y entre los días 23 y 25 próximos se celebrarán las conferencias regionales de Madrid y Valencia, donde ambas organizaciones carrillistas decidirán si acuden o no a la conferencia nacional.

Se calcula que Iglesias contará con una mayoría superior al 70% entre los 400 asistentes a esta conferencia nacional, donde, en teoría, el PCE debería discutir los preparativos para las próximas confrontaciones electorales legislativas y autonómicas pero, donde, en la práctica, todo indica que se volverá al interminable debate interno.

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