Batalla político-económica en Estados Unidos por el control de la cadena de televisión CBS
Una batalla político-económica sólo declarada a medias se está librando para controlar la CBS, la cadena de televisión más influyente de Estados Unidos, que tuvo en 1984 unos ingresos de 4.900 millones de dólares. El control de la CBS puede costar a quien lo intente más de 3.000 millones de dólares (más de medio billón de pesetas). De momento, los principales beneficiarios de esta lucha son los 24.000 accionistas de la compañía, cuyas acciones valen esta semana 119 millones de dólares (22.000 millones de pesetas) más que la pasada, gracias a la especulación producida por los rumores de un posible cambio de propiedad de la empresa.
Dos hombres, los dos conservadores y los dos del Sur, han puesto sus ojos en la CBS, que no sólo posee cinco estaciones de televisión propias y cientos de afiliadas, que la convierten en la principal cadena del país por su audiencia, sino también es la primera productora de discos del mundo y publica 21 revistas. Ted Turner, un hombre de negocios de Atlanta (Georgia) que posee ya la cadena de televisión Cable News Network, ha mostrado su interés por adquirir la CBS, al parecer por motivos estrictamente económicos y profesionales. Este mismo interés fue expresado ya hace unas semanas por el senador conservador Jesse Helins, que confiesa ser amigo de Turner, aunque explica que su operación no tiene nada que ver con la de éste.Sin embargo, estas dos operaciones pueden estar vinculadas, y existe una teoría que afirma que sectores de la propia Casa Blanca verían con buenos ojos la toma del control de la CBS. Se cita a este respecto al nuevo director de comunicaciones de Ronald Reagan, el columnista conservador Patrick Buchanan, un ferviente conservador próximo en sus ideas a Jesse Helins, que fue el autor del famoso discurso en el que el vicepresidente de Richard Nixon, Spiro Agnew, declaró la guerra a la prensa elitista y liberal.
Buchanan sugirió en 1979 que se utilizara la legislación antitruste para castigar a las cadenas de televisión por su izquierdismo político. Trece años después, este discurso vuelve a estar de moda en Washington. La pasada semana, Jesse Helins puso en cuestión la moral y el patriotismo de los periodistas y los caracterizó como "hombres y mujeres que si no odian las virtudes norteamericanas, ciertamente tienen un presumido desprecio por los ideales y principios americanos".
Helms, senador republicano por Carolina del Sur y la cabeza más visible de la ultraderecha política, ha dejado bien claro que su interés es solo político. Helms quiere acabar con "el prejuicio liberal" de la CBS, y para ello ha creado una campaña llamada fairness in media (justicia en los medios de comunicación) que persigue que un millón de conservadores compre cada uno 20 acciones de la CBS.
El objetivo de esta cruzada es convertirse en el jefe de Dan Rather, el periodista mejor pagado y más influyente del país, que dirige y presenta el telediario nacional de las siete de la tarde en la CBS. El contenido de esta cadena irrita a los conservadores, que la consideran como un instrumento manipulado de la opinión al servicio de los liberales.
No está en venta
En el edificio de la calle 57 Oeste, en Nueva York, sede de la CBS, no se concedió excesiva importancia a la operación de Helms, pero la aparición de Turner ha provocado incertidumbre y puede hacer pensar que la empresa está en venta, animando a otros posibles compradores, pero la CBS no está en venta, y si alguien pretende seriamente adquirirla se trataría de un cambio de propiedad hostil, esto es, realizado legalmente, pero sin un acuerdo entre las partes.La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), encargada en Estados Unidos de regular la industria de radio y televisión mediante la concesión de licencias, tendría que aprobar cualquier cambio de propiedad. Llegado el caso, se cree que la FCC daría luz verde a la operación. Probablemente, dada la importancia de un cambio de propiedad que afectaría al medio de comunicación más importante del país, el Congreso querría escuchar a las partes y el asunto cobraría un aspecto político.
Sin embargo, es muy posible que no se llegue tan lejos, ya que las dificultades económicas para que la CBS cambie de dueños son prácticamente insuperables. La CBS cada vez cuesta más: sus acciones están a 88,5 dólares, 16 puntos más que hace un mes, y si Wall Street huele que hay una oferta de adquisición seria, el comprador debería pagar entre 130 y 180 dólares por acción.
Una serie de bancos y compañías de seguros tienen el 69% del capital de la CBS, y están satisfechos con los actuales dueños, que logran sustanciales beneficios en la gestión de la compañía. El accionista privado más importante es el fundador de la empresa, William Paley, que posee el 6,4% de las acciones, y no parece que sea abordable por los conservadores. Las constantes noticias sobre la propiedad de esta cadena de telévisión están beneficiando fundamentalmente a los actuales accionistas, a quienes los expertos recomiendan que no vendan porque sus acciones valdrán más si se mantiene el interés político de los conservadores por hacerse con un buen paquete de títulos.
Un ejecutivo de la CBS ha manifestado que la toma del control por Helms o por Turner, o los dos aliados, sería un desastre y convertiría a la cadena de televisión en "un vehículo ideológico declarado, un órgano del movimiento conservador. El primer resultado sería la destrucción de su audiencia y la muerte de la propia inversión realizada para adquirirla".
"No sé si alguien puede comprarnos o no pero, incluso si lo hicieran, los que trabajamos en la CBS no seremos comprados y no podemos ser intimidados", ha declarado Dan Rather, cuya desaparición profesional desean los conservadores norteamericanos.
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