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Reportaje:

El 'campanu' abre hoy la temporada

El salmón, hoy, y la trucha, dentro de dos semanas, son recompensas que bien merecen un año de espera

Miles de pescadores sueñan con sacar hoy el campanu, nombre con el que se conoce en Asturias el primer salmón que se pesca en la temporada. El precio que alcanza éste es desorbitante. Los mejores y más tradicionales restaurantes pujan por él a pie de río, para saborearlo mañana en privado, como no lo hacen con ninguna otra pieza.En Galicia y Santander, donde también hay excelentes pozos salmoneros, también ocurrirá lo mismo. Es el comienzo de la temporada de pesca, que tiene al salmón como especie selecta y a la trucha como multitudinaria. Ésta, que todavía supervive gracias a su astucia y a la torpeza de los pescadores, todavía seguirá en veda dos semanas más.

La riqueza salmonera de España se ha reducido en los últimos 40 años. De las 10.000 piezas que se sacaban cada temporada han pasado a 2.000. La contaminación de los ríos y las pescas masivas que se hacen de esta especie en alta mar han provocado una disminución en la entrada que efectúan los salmones para desovar en sus ríos de nacimiento. Las repoblaciones masivas que se realizan en las cabeceras de los ríos con huevos embrionados permiten que todavía sea posible la pesca del salmón.

Especie desconfiada

El salmón nace en el río y se hace adulto en la mar. Cuando alcanza su madurez vuelve donde nació para proseguir su ciclo reproductor. Es entonces cuando se le pesca. Tiene entonces un peso medio de cinco kilos. Los peligros por los que pasó le han convertido en una especie desconfiada y la más poderosa de cuantas puedan existir.

Primero sobrevivió a las riadas de los ríos, luego a los depredadores que hay en él y, por último, a las operaciones de los pescadores profesionales por capturarle en la mar.

Ahora remonta la corriente, río arriba, cuantos kilómetros sean necesarios, hasta encontrar un lugar adecuado donde iniciar el ciclo reproductor. Descansa en los pozos más profundos y es ahí donde a partir de mañana los pescadores le buscarán. En el Cares, en el Sella, en el Narcea, en el Eo, en el Pas... unos cebos mixtos de quisquillas y lombrices le tratarán de atrapar, pendientes de unas gigantescas cañas y un grueso nylon que permitan soportar, una vez que haya mordido el anzuelo, su impresionante carrera.

Primero en un tirón inapreciable. Luego otro. Y otro más. El salmón está comiendo. No hay que precipitarse. Hay que dejar el hilo suelto para que no note resistencia y desconfíe. Hay tiempo hasta para abrir el carrete, dejar la caña en el suelo y encender un cigarrillo. Dos caladas puede ser una buena referencia. Ya tiene que tener el cebo en el estómago. El salmón nota algo extraño. Comienza a moverse en el pozo. El nylon comienza a salir lentamente del carrete. Ha llegado el momento. Despacio, muy despacio, se tensa la línea. Se pone la caña paralela al agua y se da el cachete. La resistencia es formidable. Comienza la batalla. Casi siempre gana el pescador.

El cebo es mortal porque el salmón come y traga. Con cucharilla o mosca es distinto. El anzuelo se clava en la boca y hay que trabajar fino para que no se desclave.

Gran parte de los salmones que se pescan son comercializados. Los ribereños, maestros en su pesca, obtienen una renta importante en los meses que dura la temporada. Tienen más facilidades para pescar, porque los cotos les resultan más baratos y se conocen el río como nadie, con lo que también tienen oportunidad de pescar cualquier día en los tramos libres.

Las truchas del atardecer

La pesca de la trucha se encuentra más popularizada en función de que sus hábitats no se reducen a los ríos del norte que desembocan en la mar. Truchas hay en casi todas las provincias peninsulares. Todos los ríos limpios del norte las tienen y también todos los de otras zonas que se encuentren en zonas montañosas.

La trucha es la especia principal de pesca porque reúne los máximos atractivos y posee, además, la carne más exquisita de cuantas especies fluviales hay en España. La trucha de río, inconfundible por sus pintas rojas, no hay que confundirla con la arcoiris, procedente de piscifactoría y engordada artificialmente, que es la que se vende en los mercados y se la reconoce por sus innumerables motas negras.

La calidad de la carne de la de río es muy superior a la arco-iris y únicamente se comercializa, a muy superior precio, en restaurantes del norte y en algunos de la zona centro próximos a los ríos.

La trucha recela de cuanto observa en el río. La presencia del pescador la hace esconderse y ya resulta inútil intentar su captura. Sólo al atardecer, cuando se ceba a la mosca, su astucia se convierte en ingenuidad y resulta sumamente fácil pescarla. Durante el resto del día es una lucha constante la que mantiene el pescador para superar la desconfianza del pez. Primero tiene que evitar ser detectado por la trucha, por lo que resulta imprescindible mimetizarse con la naturaleza y pescar río arriba -la trucha siempre está contra corriente-, y luego tiene que presentar el cebo de la manera más natural posible. Que la lombriz prendida del anzuelo se deslice por el fondo del río a una velocidad mayor o menor que la que la arrastrase la corriente si se encontrase libre ya es suficiente motivo como para que la trucha desconfie y no coma.

Pequeños tirones

La picada de la trucha, cuando se pesca con cebo natural, también se dectecta a través de unos pequeños tirones. Cuando es de buen tamaño, sacarla del agua representa más dificultades que un salmón porque la trucha se pesca con aparejos más finos y en los que es más probable la rotura del nylon. También hay más posibilidades de que se desclave porque no siempre traga el cebo, a no ser que se sepa que el pez que está comiendo es grande y se le deje comer, repitiendo la misma operación que cuando pica un salmón.

LAS FECHAS

La temporada de pesca del salmón comienza hoy y se alargará hasta el 14 de julio, inclusive. En Santander esta especie entrará en veda el 1 de julio. Por lo que respecta a la trucha, la temporada con carácter general transcurrirá entre el 17 de marzo y el 31 de agosto, ambos días inclusives. Pero no todas las provincias se acogerán a esta normativa. En Galicia, por ejemplo, se podrá pescar truchas hasta el 18 de agosto; en Asturias, hasta el 15 de agosto, lo mismo que en León, cuyo comienzo de temporada se ha fijado para el 31 de marzo; y en Santander, hasta el 28 de julio. La reglamentación sólo permite la pesca de tres salmones por pescador y día, de una medida mínima de 40 centímetros, y de 20 truchas que midan, al menos 21 centímetros.

EL EQUIPO

Para la pesca del salmón se emplean cañas de una longitud de seis metros cuanto se utiliza cebo natural y de tres cuando se intenta la captura con cucharilla o mosca. La línea del carrete tiene una resistencia del 40%. En cuanto a las truchas, las cañas vienen a ser algo más cortas que las de salmón y también mucho más finas. La línea que se emplea no excede del 22% y cuando se pesca en aguas muy limpias se rebaja hasta el 12%. Un equipo completo de pesca, incluidas botas altas de goma, viene a salir por 15.000 pesetas.

LOS PERMISOS

Para pescar es necesario tener licencia. Ésta se obtiene en las antiguas delegaciones provinciales del Icona, ahora bajo la tutela de las respectivas comunidades autónomas. La licencia válida para pescar todo el año en cualquier provincia española cuesta 630 pesetas, más 315 si se desea pescar trucha y otro idéntico recargo si se va a pescar salmón. También se puede sacar una licencia regional, que permite pescar en la provincia en que se haya expedido y todas las limítrofes. Cuesta 410 pesetas y cada recargo, 205. Hay, además, una licencia válida para 15 días al precio de 250 pesetas y recargos de 125. La licencia para extranjeros vale 1.040 pesetas (520 los recargos) y la de niños, 160 (80 los recargos). En los mismos despachos donde se obtiene la licencia también se pueden sacar permisos para pescar en los cotos. Sus precios son muy variables, dependiendo de la categoría del tramo, pero casi siempre superiores a las mil pesetas.

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