Los funcionarios británicos deberán lealtad al ministro, y no al Parlamento

El caso de Clive Ponting, el funcionario del Ministerio de Defensa absuelto por un jurado después de ser acusado de haber contravenido la ley de secretos oficiales, ha planteado una interrogación importante para el futuro del servicio civil en el Reino Unido: ¿A quién deben lealtad los funcionarios, a sus respectivos ministros o al Parlamento como representante de la soberanía popular? El jefe de los funcionarios británicos acaba de dictar una circular en la que señala que "el deber del funcionario es ser leal a su ministro", quien, a su vez, lo es ante el Parlamento.En la primera circular sobre las responsabilidades de los funcionarios publicada en los últimos 30 años, sir Robert Armstrong, secretario del Gobierno -en el Reino Unido, cargo administrativo- y jefe de los funcionarios británicos, deja bien claro que, ' "después de haber suministrado a los ministros todo tipo de información y consejo, el deber de los funcionarios consiste en cumplimentar la decisión de los ministros, estén o no estén de acuerdo con esta decisión".

Ponting fue declarado inocente de haber contravenido la ley de Secretos Oficiales por haber pasado documentos no secretos a un parlamentario laborista sobre la guerra de las Malvinas en 1982.