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Estalla una bomba en una céntrica galería comercial madrileña

La explosión de una bomba, a las 14.20 de ayer, causó heridas leves a cinco personas y cuantiosos daños materiales en una galería comercial situada entre las calles de San Bernardo, a la altura del número 5, y la de Isabel la Católica, a unos 20 metros de la Gran Vía. El explosivo fue ¡colocado en la agencia de viajes Turvisa-Viking, que quedó prácticamente destruida. La onda expansiva provocó la rotura de las lunas de tiendas próximas.

Un capitán de la Policía Nacional confirmó que se habían en contrado restos del artefacto -integrado por dos kilos de una sustancia altamente explosiva, aún sin determinar- en la agencia Viking, de Turvisa, situada en la primera planta del pasadizo comercial, y que los artificieros buscaron durante cierto tiempo una posible segunda bomba.Ello obedecía a que minutos después de la explosión se recibieron dos llamadas telefónicas que alertaban de la existencia de dos bombas más en la misma galería comercial.

Hasta última hora de ayer, ninguna persona u organización se había responsabilizado de la colocación del artefacto. Se desconocen también los móviles del atentado.

El artefacto, según una nota facilitada a media tarde de ayer por la Jefatura Superior de Policía de Madrid, estaba colocado en un rellano de la escalera por la que se accede a la agencia de viajes Turvisa.

José López copropietario del restaurante Pleamar, próximo a la galería comercial, describió la explosión como "una gran sacudida". Tres de los heridos fueron transeúntes que pasaban por la calle de San Bernardo y que resultaron alcanzados por tos cristales rotos.

Un hombre, domiciliado en una de las viviendas del inmueble, sufrió un corte en ]la frente y fue hallado en su casa por personal de Protección Civil cuando él mismo intentaba curarse la herida con el botiquín familiar.

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Los heridos fueron inmediatamente trasladados a la Casa de Socorro de Centro, en la Calle Navas de Tolosa, muy próxima al lugar del suceso, son: Celestino Alvarez Menéndez, de 71 años de edad; Margarita Fernández Sánchez, de 15; María José Duel Muñoz, de 14; Luis Sevilla León, de 69; y Milagros Ramírez Ruiz, de 47.

Una mujer joven, Ana Mampel, y su hijo de dos meses de edad fueron las penúltimas personas desalojadas por la policía en las viviendas del interior de la galería afectada por el siniestro. Otro joven, con un perro, fue el último en salir.

Empresa familiar

Alfonso Córdoba, administrador de la agencia Turvisa, acudió a las oficinas de su empresa desde su casa, donde se enteró de lo ocurrido porque varios amigos le llamaron para preguntarle si le había ocurrido algo.

Córdoba manifestó a los informadores que esta empresa, "de carácter familiar", había instalado las oficinas ahora destruidas exactamente "hace cuatro días".

Asimismo, señaló que el propietario de esta agencia de viajes es Clemente Gómez Rodríguez, y que en la empresa "nunca se han recibido ningún tipo de amenazas de nadie".

Los dos únicos empleados de esta agencia que se encontraban en el local en el momento de la explosión manifestaron que la onda expansiva los desplazó un metro, y que tras el estallido "quedó un fuerte olor a azufre".

El tramo de calle de San Bernardo comprendido entre Gran Vía y la plaza de Santo Domingo fue cortado al tráfico por fuerzas de la Polcía Nacional y de la Policía Municipal. Los bomberos efectuaron el descombro de cristales y marquesinas rotos.

Al menos 17 establecimientos comerciales resultaron afectados, entre ellos: Turvisa-Viajes Viking S A, Botones y Forros El Tirón, Perfumería Spring, Asia Productos Orientales, Resturante Chino Riqueza, Viajes Internacional Expreso, un videoclub, Viajes Roma y Regalos. Toledo.

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