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Arte

Manuel Vicent

¿Hacia dónde va el arte actual? Hacia el acantilado. Los pintores se lo callan, pero los más lúcidos saben que después de Picasso sólo les queda el suicidio como única salida honorable. Picasso ha dejado detrás de sí una gran extensión de tierra quemada, ha colocado la estética al borde del abismo y él ha salido de naja, previo corte de mangas, en dirección al infierno. Antes de lanzarse al vacío, algunos artistas insignes y reacios a darse por muertos aún han hecho ciertas gracias en el límite del precipicio. Francis Bacon ha descifrado la última putrefacción del humanismo, Pollok ha arrojado de forma desesperada un bote de acrílico contra un lienzo en blanco, Tàpies ha arañado en la celda las cuatro paredes de yeso. Un poco más allá está el despeñadero. Por él van saltando sucesivas vanguardias de un solo día. Parecen bengalas o fuegos fatuos que iluminan fugazmente el espacio y se consumen durante el trayecto de caída. Después de Picasso a los pintores les resta el ejercicio malabar de la autodestrucción. Precisamente las distintas formas que adopta esa agonía constituyen la modernidad.En arte existe un principio inamovible. Nunca hay que fiarse de un movimiento de vanguardia que triunfa en su nacimiento o de un pintor que conquista súbitamente la actualidad. Por propia definición, la vanguardia no gusta, produce un rechazo instintivo y necesita al menos un par de décadas para ser asimilada. Pero Picasso, que aniquiló cualquier posibilidad de creación en todo el siglo venidero, hizo un regalo a sus hijos exhaustos. Puso de moda a la vanguardia en sí misma y la elevó a la categoría de un bien de consumo instantáneo. Gracia a él ahora los artistas malditos, durante el breve vuelo suicida hacia el próximo anonimato, están a sueldo de una multinacional y los coleccionistas abren ante ellos la flor de su cartera. No obstante, Picasso se ha reservado el último sabor de la venganza. Sólo hay que ir a la feria Arco 85 para comprobarlo. En mitad de un cementerio de vanguardias semanales, novedades destructivas y gestos juveniles y violentos, Picasso está vivo. Y la gran mayoría de sus descendientes, aunque ya son millonarios, han muerto.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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