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Washington considera buenas las relaciones con España

Francisco G. Basterra

La Administración norteamericana califica de excelentes las relaciones con España y se muestra satisfecha de los pasos medidos que va dando Felipe González para mantener definitivamente al país en la Alianza Atlántica. Los incidentes de las últimas semanas, la filtración de la existencia de planes nucleares del Pentágono para España y la consiguiente expulsión de dos diplomáticos estadounidenses por espionaje, no son suficientes para enturbiar esta relación satisfactoria.Washington ha detectado la irritación producida en España por los últimos hechos, cuyo principa resultado ha sido el retraso en el anuncio definitivo de las fecha para el viaje del presidente Ronald Reagan a Madrid, el próximo mes de mayo. Pero tanto la Casa Blanca como el Departamento de Estado prefieren adoptar la actitud de no comment y esperar a que se pase esta tormenta. Para algunos medios, el asunto de los espías se tra taría más bien de una respuesta política de Madrid, cara a la opinión pública interna, después de que se anunciaran los planes de EE UU para instalar cabezas nucleares en Rota, de los que no sabía nada el Gobierno español.

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Felipe González ha comunicado a Washington que el Gobierno recomendará la permanencia en la OTAN y que el referéndum, si se celebra, como ha prometido el Ejecutivo, será ganado por éste. Esto, de momento, es suficiente para Estados Unidos, que, sin embargo, ha solicitado a González que no cierre la puerta definitivamente a la eventual integración plena en la estructura militar de la Alianza.

La Administración Reagan valora, sobre todo, el pragmatismo mostrado por Felipe González desde que llegó al poder, sobre todo cuando lo contrasta con la actitud del jefe del Gobierno griego, Andreas Papandreu, que se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para EE UU. Incluso la postura de los socialistas españoles se compara favorablemente con la de Mitterrand.

En los últimos días, la Administración ha elogiado incluso el programa económico del Gobierno socialista y los "impresionantes" resultados cosechados por el mismo en 1984.

En Washington se valora, sobre todo, la liberalización de la economía española y el proceso de reconversión industrial. El secretario de Estado, George Shultz, afirmó esta semana, en un documento enviado al Congreso, que uno de los tres objetivos de la política exterior estadounidense respecto a España es "estimular que España se mueva hacia una economía más abierta". Los otros dos son el tópico apoyo a la democracia española y la contribución a la defensa occidental por la garantía de utilización de las "vitales" bases aéreas y navales en territorio español.

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