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La escucha de la 'caja negra' denota que el vuelo a Bilbao fue normal hasta el choque con la antena de TV

Carlos Yárnoz

Personas que han escuchado la caja negra o voice recorder del avión que se estrelló en Vizcaya el pasado martes han dicho que "todo fue normal hasta que se produjo el accidente, por lo que la cinta no aporta datos nuevos a la investigación de¡ caso". Sin ningún comentario previo de irregularidades, "se escucha perfectamente un golpe brusquísimo, se supone que el choque con la antena de televisión y, a continuación, durante unos breves segundos, gritos y voces de angustia como 'Dios mío' y otros parecidos, hasta que se interrumpen los gritos en el momento en que se produce el choque del avión contra el suelo.

"No hay nada significativo hasta el momento del golpe", han dicho quienes han escuchado la cinta, quienes, no obstante, ponen de relieve que la cinta será escuchada en numerosas ocasiones por diferentes expertos, por si en una nueva escucha se descubran detalles significativos.De los gritos y voces, en su mayoría entremezclados, que se escuchan en la grabación del Alhambra de Granada, se deduce, según las fuentes informantes, que los tripulantes del aparato se percibieron de que, tras chocar con la antena el accidente era inevitable. De hecho, el avión, tras chocar con la punta del ala izquierda en la torre a una velocidad de unos 200 nudos (360 kilómetros por hora), giró sobre sí mismo, capotó y cayó sobre su techo.

Además del Voice Recorder, lo investigadores también analizarán a lo largo de los próximos meses la segunda caja negra o Flight Data Recorder (registrador del compor tamiento de los sistemas de vuelo) con el objeto de comprobar la trayectoria exacta del avión, el manejo de los sistemas y el funciona miento de éstos.

Expertos en investigación de accidentes aéreos que ya han realiza do análisis sobre el registrado el pasado martes estiman que la audición de la cinta confirma, provisionalmente, una hipótesis inicial según la cual la tripulación del Boieing creyó en todo momento que volaba correctamente a la altitud mínima de seguridad exigida, a pesar de que, por motivos desconocidos, el avión se desplazaba en el momento del accidente a 300 metros por debajo de esa altitud mínima.

El altímetro, la clave

Por este motivo, algunas persona directamente relacionadas con la investigación han insistido en que deben comprobarse minuciosamente todos los sistemas que in fluyen en el comportamiento del altímetro, pieza clave para vigilar la altitud de vuelo.En el caso de que el avión hubie ra seguido estrictamente las indicaciones de la carta de aproximación a Sondica, el monte Oiz, contra el que chocó, hubiera quedado a la izquierda del aparato. No obstante, si el piloto decidió iniciar 30 segundos antes el giro de 180º necesario para enfocar la pista -cosa que hacen muchos pilotos, según reconocen algunos de ellos-, el avión, aun estando dentro del área de maniobra, se encaminó directamente hacia el monte, que lo hubiera sobrevolado a unos 300 metros de altura, como se hace en muchas ocasiones, si el aparato hubiera mantenido los 4.354 pies (1.319 metros).

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Dado que los datos de la presión barómetrica y de la altitud mínima fueron bien introducidos en los sistemas del avión (ver EL PAÍS de ayer), y a la vista del contenido de la caja negra, algunos investigadores mantienen provisionalmente que la tripulación creyó que el avión volaba correctamente, cuando en realidad los datos que se reflejaban en el aparato no eran los correctos por una confluencia de casualidades.

El monte Oiz tiene 3.886 pies (1.026 metros), y la altitud mínima a la que debía haber sobrevolado ese obstáculo el Boeing es de 4.354 pies (1.319 metros). Debía haber sobrevolado el Oiz, por tanto, atelevisión tenía 54 metros, luego el margen queda reducido a 239 metros. La variación de temperatura en el momento del accidente entre Sondica, 7º, y la cumbre del Oiz, 3º bajo cero, pudo originar una diferencia negativa en el altímetro del avión estimada en unos 40 metros. El margen se reduce, por tanto, a 209 metros.

Los altímetros tienen un error de cálculo estimado en 75 pies (23 metros) por arriba o por abajo de la cifra señalada que, en caso de haber influido negativamente en este caso, hubiera reducido el margen a 186 metros. Si, además, el altímetro o el computador que le surninistra los datos no funcionaban con absoluta corrección, el margen pudo reducirse aún más.

No obstante, y pese a estas circunstancias coincidentes, el avión descendió más del límite establecido para sobrevolar el área y, en este sentido, han sido varios los pilotos que, en privado, han reconocido que en muchas ocasiones violan los límites mínimos de seguridad para, por ejemplo, evitar la navegación entre nubes. El día del accidente había nubes en las proximidades del monte Oiz.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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