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LA POLÉMICA SOBRE LA TECNOLOGÍA DE DOBLE USO

Detrás del COCOM está la OTAN

P. C., Lo que viene frenando al actual Gobierno socialista para tomar un decisión definitiva sobre la integración de España en el Comité de Coordinación de Exportaciones (COCOM) es la estrecha relación que tiene esa decisión con la de permanencia en la OTAN. De hecho, el sistema de acuerdos multilaterales de control, derivados de la integración en el COCOM, afectan a todos los países miembros de la OTAN.

La integración en el COCOM supone, como reconocen altos cargos de la Administracion española, la aceptación simultánea de la permanencia en la organización militar occidental. La aparente paradoja, que el Gobierno no termina de despejar, es que España es de hecho un miembro más de la Alianza Atlántica y no sólo no se ha integrado en el COCOM, aunque a tenor de unas recientes declaraciones de Felipe González parece que habrá decisión en breve en este sentido, sino que entre las variantes que ha estudiado para salir del paso figura la de firmar un convenío bilateral. Sólo tres países, Suecia, Austria y Suiza, se mantienen con convenios bilaterales y ninguno pertene a la OTAN.

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Las dudas que persisten en el Gobierno -el tema se está estudiando desde hace unos dos años y ya ha pasado, al menos, por dos Consejos de Ministros de carácter consultivo- son totalmente políticas. Además, y eso no se escapa a ningún observador, están fuertemente relacionadas con la escurridiza postura que el partido socialista mantiene respecto a la permanencia o no de España en la Alianza Atlántica desde su llegada al poder.

Si España ha podido nadar entre dos aguas hasta ahora en este asunto se ha debido básicamente, como se reconoce en determinados núcleos de la Administración, a la propia indefinición de los norteamericanos. De alguna forma, el Gobierno español sabía que podría eludir una respuesta concreta hasta que se celebraran las elecciones americanas. Además, salvo el caso de la empresa Piher, que engañó a los norteamericanos comprándoles un sistema de alta tecnología que luego exportó a Cuba, las quejas americanas respecto a España en esta materia eran prácticamente nulas.

Durante bastante tiempo, en el seno de la propia Administración Reagan se dirimieron diferencias entre dos posturas discrepantes: la política que abogaba por una líntea dura que reclamaba la integración de todos los países miembros de la OTAN y la que defendía el Departarnento de Comercio, mucho más "liberal".

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