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Asturiana de Zinc se niega a firmar el acuerdo con los mineros por haberse conseguido con presiones

La dirección de la empresa Asturiana de Zinc se negó ayer a suscribir el principio de acuerdo alcanzado en la noche del jueves con el comité de empresa y sindicatos y que puso fin al encierro que desde hace 10 días mantenía un grupo de trabajadores en el pozo Santa Amelia, en la localidad cántabra de Reocín. Los representantes de la dirección señalaron que el principio de acuerdo había sido arrancado con presiones -los mineros encerrados habían amenazado con emplear la dinamita- y no se sentían obligados a cumplirlo. Anoche existía un clima de indignación entre los mineros y no se descartaba que se produjeran nuevas acciones de protesta.Pocas horas antes de cumplir su décimo día de encierro, los 66 mineros de Asturiana de Zinc que permanecían encerrados en el interior del Pozo Santa Amelia salieron a la superficie. Los mineros, que estaban en el nivel 14, a unos 180 metros de profundidad, habían retenido desde la noche del pasado miércoles a ocho trabajadores que realizaban tareas de mantenimiento.

Las reivindicaciones de los mineros estaban centradas en asuntos de contratas, mejora de las condiciones de seguridad e higiene y compromiso de no imponer sanciones a los encerrados. Los trabajadores se mostraron satisfechos porque, a su juicio, la empresa había aceptado sus condiciones y afirmaron que en caso de que no se cumplieran los compromisos establecidos anoche entre dirección, comité y sindicatos, volverían a adoptarse medidas de fuerza.

Sin embargo, cuando iba a procederse al acto formal de la firma del acuerdo, la representación empresarial se negó a ello aduciendo la existencia de fuertes presiones para la firma, y abandonó la localidad dirigiéndose hacia Madrid.

El comité de empresa de Asturiana de Zinc ha denunciado reiteradamente la falta de medidas de seguridad en el Pozo Santa Amelia, señalando que las innovaciones teconológicas introducidas por la sociedad en el interior de la mina tenían como objetivo el aumento de la producción y no la seguridad de los mineros.

Desde que se inició el encierro, los trabajadores han contado con el apoyo de numerosas personas que diariamente les suministraban alimentos. La empresa llegó a contratar a vigilantes privados para evitar que otros mineros se sumasen a la protesta.

El acuerdo alcanzado en la noche del jueves se produjo cuando se cumplía el plazo dado por los mineros encerrados, que habían advertido que tomarían drásticas medidas si no se atendían sus reivindicaciones.

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