26 familias de Orcasitas ocupan por la fuerza viviendas vacías de propiedad pública
Veintiséis de las 32 viviendas de un edificio del barrio de Orcasitas, en la periferia sur de Madrid, fueron ocupadas durante la madrugada de ayer, por el sistema de la patada a la puerta, por familias cansadas, según sus propias palabras, "de ver una torre de ocho plantas vacía desde el mes de julio del año pasado y en pleno deterioro". "Mientras, nuestras solicitudes", afirman, "se olvidan en los despachos oficiales". El Instituto de la Vivienda ha anunciado que los ocupantes serán desalojados y que no admitirá nunca la presión de los hechos consumados como fórmula para tener acceso a una vivienda oficial.
La torre 501, en la calle de Pradolongo, estaba ayer vigilada por varios coches de la Policía Nacional. En la puerta, un grupo de mujeres, niños y algunos hombres esperaba el resultado de las gestiones que sus compañeros intentaban en el Instituto de la Vivienda. Durante la noche del miércoles y la mañana del jueves, hasta 26 familias ocuparon todos los pisos libres de las 32 viviendas de la torre.De las 760 nuevas viviendas de la última fase de la reordenación del barrio sobraron aproximadamente un centenar, 50 de las cuales, por mediación de a Asociación de Vecinos, fueron entregadas a los matrimonios jóvenes del barrio. La torre 501 permanecía sin ocupar casi en su totalidad desde julio del año pasado, ante la impaciencia de algunos otros matrimonios jóvenes que, según sus propias palabras, están "hartos de ir al Instituto, hablar con funcionarios, presentar las solicitudes, y no tener nunca una respuesta clara, mientras los pisos están siendo desvalijados impunemente por delincuentes que se han llevado la grifería, los marcos de aluminio y todo lo que pueden".
Chabolas expropiadas
"Los terrenos donde se han hecho las torres", dice uno de las ocupantes, Matías Castilla, "son los mismos donde antes teníamos la casa, o la chabola, como se le quiera llamar, que se la expropiaron a mi padre por 306.000 pesetas. Algunos de los pisos nuevos se los han dado a rusos, cubanos o guineanos. No tenemos nada en contra suya, pero no queremos ser precisamente nosotros los que nos quedemos en la calle".
Para Fernando Parrilla, director de Relaciones Comunitarias del Instituto de la Vivienda, el asunto no está tan claro: "En Orcasitas se entregaron todas las viviendas necesarias para las necesidades existentes. Supongo que los ocupantes serán hijos de los anteriores, que se han ido casando y formando familias propias, pero las viviendas que quedan vacías ya no las tienen reservadas para ellos, sino que se destinan a familias necesitadas de todo Madrid. Los ocupantes tendrán que desalojar los pisos. La Comunidad no aceptará jamás las medidas de presión como fórmula de acceder a una vivienda oficial". Un portavoz de la Asociación de Vecinos explicó, a su vez, que nunca han estado a favor de la patada a la puerta pero que la Administración tiene que responder por su mala gestión. "No es de recibo que las viviendas no se hayan adjudicado aún", añadió.
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