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Apertura en Gibraltar

Le Monde( ... ) Se trata de un gesto cuyo mérito corresponde, en primer lugar, al Gobierno de Madrid, donde se ha comprendido que la estrategia de la presión no conducía más que al fracaso, así como que Gibraltar no era un asunto que hubiera de caer como fruta madura, según la opinión del general Franco. Pero también desde Londres se ha trabajado para que el ambiente de la negociación fuera distendido, desde el momento en que se aceptó la búsqueda de un compromiso duradero con Madrid, precisamente en el momento en que España negocia su integración en la Comunidad Económica Europea.(...) El Reino Unido estima que, en esta cuestión, tiene el derecho internacional a su favor, y es consciente de que cuenta con el respaldo de una gran mayoría de los habitantes del Peñón. El tratado de Utrecht, por el que se cedió Gibraltar a la corona biritánica, está aún en vigor, y en él no se fija, por otra parte, una fecha que indique el momento de su conclusión, contrariamente al acuerdo sobre Hong Kong, por ejemplo. ( ... )

Aun sin aceptar este punto de vista, el Gobierno de la señora Thatcher parece dispuesto a realizar importantes concesiones para contribuir a la nomalización de las relaciones hispano-británicas. Para Londres, la cuestión de la soberanía ya no es tabú.

A estas alturas puede parecer un poco surrealista esta controversia entre dos Estados ( ... ) a cuenta de un macizo rocoso, el cual, según señalaba recientemente el diario EL PAIS, es apenas cuatro veces más grande que el parque madrileño del Retiro. Incluso el argumento de la situación estratégica del Peñón ha perdido su importancia, si se tiene en cuenta el desarrollo de los sistemas defensivos y de vigilancia en la actualidad. Y eso sin hablar de los problemas que esta situación plantearía en el caso, aún sin confirmar, de que España se integrase en la OTAN.

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Por otra parte, enfrente de Gibraltar, hay dos ciudades desde las que se va a seguir con especial atención el desarrollo de las conversaciones de Ginebra. Se trata de los enclaves españoles en territorio marroquí, Ceuta y Melilla. El régimen de Rabat bien podría verse tentado a considerar esta situación como la "última colonia en el norte de Africa".

, 5 de febrero

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