María Paz Sarasola
Tuvo que cesar como delegada de Educación de la Junta de Andalucía en Huelva por "falta de imagen pública"
María Paz Sarasola, aun siendo catedrática, desconoce qué significa "falta de imagen pública". Sabe, sí, que ha tenido que cesar como delegada de Educación de la Junta de Andalucía en Huelva y que esa falta de imagen pública ha sido la única razón oficiosamente esgrimida para explicar el cese. Salmantina de 45 años, casada con el pintor Juan Manuel Seisdedos y luego separada, con tres hijos, dos de ellos ecologistas, terminó hace 20 años la carrera y se fue a buscar el sur. Vive desde entonces en Huelva, donde ejerció de profesora de francés, directora de instituto y delegada provincial de Educación hasta hace unos días.
Decepcionada y triste, María Paz Sarasola, dos años al frente de la Delegación Provincial de Educación de Huelva, afirma con tranquilidad que se ha equivocado. "Pensé", dice, "que lo único que podía valer era el trabajo, enfrentarse a los problemas, no discriminar a nadie por su etiqueta política; pero eso no debe de ser suficiente. No es rentable en términos políticos. Hay que tener imagen pública, un concepto difícil de explicar, muy hiriente, y que ahora se utiliza para hacerme cesar".Mari Paz, como se la conoce en los círculos de enseñantes, fue en tiempos de la dictadura una luchadora ideológica", luego ingresó en la FETE-UGT y al final decidió abandonar la militancia "porque no era muy efectiva nuestra actividad: todo se quedaba en hablar y no veía demasiada eficacia". Matiza, sin embargo, que quizá es un problema personal.
Metida de lleno en lo que dice apasionarla, la enseñanza, ocupó más tarde la dirección del instituto de La Rábida (Huelva), hasta don de llegaron quienes hoy la obligan a cesar para ofrecerle el mejor sillón de la delegación provincial. "Me dijeron que yo era una persona de empuje, capaz de hacer cosas por la enseñanza, que podía aglutinar a una serie de corrientes y, en definitiva, hacer frente a los múltiples problemas que en materia educativa hay en, esta provincia".
Advierte Mari Paz que en la oferta jamás se cuestionó su imagen personal. "A mí me conocían y al proponerme el cargo sabían cómo era yo; les dije que aceptaba por la enseñanza, nunca por otros motivos".
Entró en la delegación y se puso a trabajar "como una esclava" Pero sus escasísimas apariciones públicas -"tres o cuatro veces en dos años de mandato"-, sus esporádicos contactos con los me dios informativos -"porque me parecía que los periodistas se iban a aburrir"-, un excesivo enclaustramiento en el despacho -"aun que he atendido a todo aquel que lo solicitó"-, así como una particular tendencia a no airear los resultados de su quehacer, originaron el replanteamiento de la situación. "Yo no les sirvo porque en política hay que decir las cosas que se hacen, y más cuando estamos ante unas elecciones. Creo que tienen razón. No soy la persona adecuada. Les hace falta un político que haga política. Podía haberme relacionado más con el partido y con la FETE, quizá me hubiera ido mejor".
María Paz acepta un cese "injusto", pero se sorprende del hermetismo con que actúa la Junta. El portavoz del Gobierno autónomo, Julio Artillo, confesaba públicamente desconocer las causas reales que pueden haber inducido al cese. Sólo ha trascendido, y a niveles oficiosos, que se debe a la "falta de imagen pública", pero hasta la fecha nadie explica ni define semejante carencia.
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