Banco di Roma y Madrid, en busca de la final
L. G. ENVIADO ESPECIAL, El Real Madrid juega hoy ante el Banco di Roma (20.30 horas, TVE-2) un encuentro en el que "tenemos mucho que ganar y poco que perder", según palabras de Lolo Sainz, su entrenador. A su vez, Valerio Bianchini, técnico del Banco di Roma, dice que vive las horas previas pendiente de Corbalán, y añade que el Madrid es un equipo con séptimo hombre.
Sainz y Bianchini, los dos técnicos, tienen sus miedos, pero, no se sabe por qué, procuran no ocultarlos. Bianchini, hombre imaginativo en este caso, teme a Corbalán y, en su defecto, a Iturriaga porque los dos norteamericanos del Real Madrid, Jackson y Robinson, bien conocidos en Italia, no le preocupan. Todo ello, para justificar su aparentemente brillante frase de que el equipo madridista tiene un séptimo hombre, que no quiere decir otra cosa que Sáinz dispone de siete jugadores en buena forma y con capacidad para jugar indistintamente.Sáinz, queriendo pecar de astucia, pronuncia el nombre de Pollesello. "Yo a quien tengo miedo es a este jugador. Tenemos que pararlo como sea y el encargado de hacerlo en un primer momento será Robinson". Pollesello es algo así como un pivot de 2,06 metros y 28 años que sólo sabe hacer un par de cosas y parece poco brillante, pero que, si le dejan hacerlas, las hace bien: trabaja cerca del aro, recibe la pelota, hace un simple movimiento y... canasta. Sáinz, para no ser menos, asume que los estadounidenses Flowers, un pivot de 2,04 metros, y Townsend, un base de 1,88, cumplan con su cometido. Lo importante es parar al oscuro Pollesello.
Equipo respetable
El Banco di Roma resulta el equipo más respetable de cuantos participan en la fase final de la Copa de Europa no sólo por su condición de campeón en ejercicio, sino por la más importante de ser líder en solitario de la Liga italiana desde su comienzo.
Townsend tenía la difícil tarea, nada más llegar a Roma, procedente de un equipo brasileño, de hacer olvidar a Larry Right, la Libélula, ese base negro y aparentemente débil, frívolo y juguetón que hizo bailar a todo un Barcelona en una final de la Copa de Europa. Townsend cumplió ese objetivo casi inmediatamente gracias a su disciplina, buen dominio del balón y excelente tiro. Es el máximo anotador del equipo, con una media de 21 tantos por partido, y el especialista en los lanzamientos de tres puntos, en los que cosecha un porcentaje de acierto del 49%.
El partido se vende en los periódicos como la oportunidad de hacer enfrentar a Townsend con el idolatrado Corbalán. "Ahí está la clave: en ese duelo", dice la prensa local, aunque Sáinz se empeña en restarle importancia: "No me preocupa demasiado que Townsend le gane la partida a Corbalán". Lo que sí le preocupa es el estado de forma, el nerviosismo, la tristeza que embarga al juego de su jugador Jackson, cuyos tantos seguros sufre el equipo cuando no llegan.
Flowers es la segunda incorporación norteamericana. Es el segundo anotador del equipo y su principal reboteador, papeleta que le tocará asumir a Fernando Martín. Queda luego la infantería italiana, no precisamente mal dotada. En el cinco titular se incluyen Gilardi, al que tomará Iturriaga, un buen defensor y jugador de contraataque; Solfrini, seguro, pero nada brillante, y, finalmente, Pollesello, el mencionado temor de Sáiriz. En el banquillo quedan dos jugadores destacables como Sbarra, de 1,86 y segundo base, y Tombolato, pivot de 2,03. Los aleros Scarnati, de 1,91; Ardella, de 1,97, y Sacripanti, de 1,99, y el pivot Valente, de 2,06, intervienen con menos asiduidad.
Los dos técnicos se han retirado a sus hoteles con parecidas muestras de debilidad: "Sufrimos mucho para ganar al Yoga (último clasificado de la A 1 italiana)", dijo Bianchini. "Lo pasamos mal para derrotar al Fórum (último clasificado de la A 1 española)", replicó Sáinz. Con TVE por el medio, a las 20.30 horas, enseñarán las uñas que permitan sacar los colegiados Jahoda (Checoslovaquia) y el casero Douvis (Grecia), conocido por su inhibicionismo en el Maccabi-Real Madrid.
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