Más sobre la Puerta del Sol
Miguel Fisac semuestra en este artículo de acuerdo con la idea del Ayuntamiento de Madrid de recuperar la Puerta del Sol como plaza. de encuentro y solaz ciudadano, pero manifiesta su rotunda oposición con el planteamiento arquitectónico del proyecto, que "transforma la plaza en una autopista". Según Fisac, el sentido longitudinal que se pretende dar a la plaza y el empleo de determinados elementos decorativos rompe ésta como núcleo de encuentro.
Había oído que se pensaba hacer una reforma de la Puerta del Sol, y al poco tiempo padecí los barullos circulatorios que se han originado por su cierre a la circulación de vehículos privados.Hace pocos días vi en la Prensa el efecto plástico de la perspectiva de la plaza reformada; y al pedirme un periodista mi parecer, manifesté mi desaprobación.
Después he leído y escuchado muy diversas opiniones, favorables unas, desfavorables otras, y también algunas ambiguas, de aquellos que no gustándoles la solución propuesta, no les gustaba tampoco decir que no les gustaba.
No pretendo erigirme en juez de esta polémica urbanística sobre Madrid -ni tengo autoridad para ello-, aunque el haber estado más de 30 años predicando en desierto y denunciando las salvajadas urbanísticas cometidas contra esta sufrida y querida villa, y el haber pagado bastante caro mi franqueza, creo que me da algún derecho a opinar.
Las ciudades, allá por la alta Edad Media necesitaban reducir lo más que se pudiera su perímetro amurallado para conseguir mayor densidad de defensores, y esa era la razón por la que sus calles eran estrechas y tortuosas y se careciera, en su interior, de espacios ciudadanos para la convivencia.
Al reforzar la defensa de las puertas tenían, sin embargo, que dejar en sus alrededores un cierto ensanchamiento, que en épocas de paz utilizaron como mercado y plaza de reunión. En una de las puertas del norte de la villa de Madrid había un espacio soleado y las gentes debieron de acudir allí para charlar y pasar el rato con los otros vecinos.
En un tiempo, lo que fue Puerta del Sol llegó a ser el centro de la villa, y más tarde aún, el centro de las Españas, y hasta -con un poco de imaginación- podría pensarse que el centro del mundo. Después del naufragio urbanístico que ha destrozado Madrid, parece muy loable querer ,recuperar ahora esta plaza para lo que siempre fue, un lugar de convivencia ciudadana.
Hasta aquí estoy plenamente de acuerdo con la decisión municipal y también estoy de acuerdo en que existe un inconveniente grave para este propósito al no poder prescindir totalmente de la circulación rodada de superficie; que hubiera sido lo deseable.
El programa final que nos ha propuesto la autoridad municipal supongo que es este: crear o recrear una plaza para la relación ciudadana, con las reliquias cordiales que allí existen o se puedan aportar y mantener -porque no hay más remediouna vía de tránsito rodado. Sin embargo, la solución arquitectónica que se ha presentado para resolver este programa, en mi opinión, está muy lejos de ser brillante y, por supuesto, no es adecuada; en contra de lo que opina el gerente de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid.
Dos filas de farolas bordeando el paso de circulación rodada, que subraya el sentido longitud¡nal de Este a Oeste de la calzada. Más una disposición, también lineal y paralela a las anteriores, de unos mamotretos ambiguos, mitad lucernarios, mitad fuentes. Más otra fila de cabinas y quioscos de periódicos en línea paralela a las anteriores y sin cerrar, destruye, con su trazado lineal, reiterativo y abierto, lo que en este espacio pudiera y debiera de haber de zona, más o menos focal, de núcleo apto para la convivencia.
Y, por si fuera poco todo lo anterior, esta destrucción de núcleo de convivencia se acentúa, en grado superlativo, con unas fantasmales farolas posmodernas, que terminan de machacar, con su potente eje, lo que de remanso debiera tener la Puerta de Sol.
De plaza a autopista
Una plaza: la de San Marcos de Venecia, o la de la Señoría de Florencia, o la de Salamanca, por citar ejemplos arquetípicos. Son remansos espaciales y sociales para la convivencia, y su característica esencial es estática, no dinámica.
Y no hay en ellas ningún elemento plástico que propenda al dinamismo de ese espacio en el que el dinamismo, la vida, ha de estar sólo en las gentes que allí conviven y apaciblemente las disfrutan.
La manera de resolver la tensión existente en la plaza, entre la fachada norte, curva, y la fachada plana, sur, se resuelve en la solución presentada con una total descompensación a favor de la zona recta, que rompe, con los subrayados formales -farolas, etcétera- antes descritos, toda posibilidad de euritmia, pues no olvidemos que si, efectivamente, no existe arte sin tensión, tampoco hay belleza sin equilibrio, y esta propuesta que se nos ha mostrado a mí me parece que se ría magnífica si el programa que se presenta- hubiera sido exactamente lo contrario, pues así destruyen todo lo que quedaba de plaza en la Puerta del Sol, para transformarla en una autopista.
Con el programa propuesto, que reitero me parece correcto, es evidente -o al menos a mí me lo parece- que la primera decisión compositiva que habría que tomar en el proyecto sería la de quitar relevancia a la línea abierta de circulación rodada, sin colocar nada que remarcara su existéncia, sino sólo los elementos indispensables de separación y seguridad de los peatones: vallas, diferencia de nivel de pavimento, bordillo, etcétera. Y también, en el trazado, situar esta vía de tránsito rodado de la forma más marginada que sea posible dentro del espacio total.
A continuación, vendría la labor de recreación, e incluso de auténtica creación, de un centro de convivencia grato, en el que un elemento arquitectónico focal debería ser, por supuesto, la Mariblanca, que antiguamente estaba situada en el centro de la plaza y que ahora podría pasar a ser el elemento arquitectónico central más relevante de ella.
De cómo hacer verdaderamente el proyecto y cómo conseguir el equilibrio y la belleza digna de una plaza de la solera que tiene la Puerta del Sol, no es tema que se pueda resolver en un artículo, sino que ha de planteárselo y resolverlo un proyectista solvente ante su tablero de dibujo, con la crítica, y también con la ayuda, de todos los vecinos de Madrid que vamos a disfrutar o padecer sus consecuencias.
P. D.: En cuanto a ese lugar singularmente reservado al árbol de Navidad, se me olvidaba decir que me parece el detalle más antiecológico, extranjerizante y hortera que pueda imaginarse, y que indica lo lejana que está esta solución propuesta del verdadero espíritu del pueblo de Madrid.
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