El equipo español gana una medalla de oro y tres de plata en los primeros Juegos Mundiales
El equipo español ganó cuatro medallas en los primeros Juegos Mundiales de atletismo en pista cubierta, que ayer finalizaron en el Palacio de los Deportes de Berey, en París. La de oro la consiguió Colomán Trabado en 800 metros y las de plata Benjamín González, en esa misma prueba; José Luis González, en 1.500, y Javier Moracho, en 60 vallas. A excepción de Carlos Sala, todos los demás españoles entraron en las finales y Alberto Ruiz mejoró la marca nacional de pértiga con 5,50 metros. Schoenlebe, de la República Democrática Alemana, mejoró en 19 centésimas de segundo, con 45.60, la plusmarca mundial de 400 metros.
Entre los atletas españoles había afán de revancha. Acostumbrados a los éxitos en pista cubierta, el año pasado regresaron de vacío de los Europeos de Gotemburgo (Suecia). Se formó para esta ocasión un equipo de elite, ambicioso, y las medallas llegaron recompensando la entrega de todos sobre la pista. En 800 metros el dominio fue tan indiscutible que el público homenajeó a los atletas en la vuelta de honor que dieron a la pista; en 1.500, José Luis González luchó hasta la extenuación por ganar un puesto; y en 60 vallas, Moracho se las comió para no ceder un centímetro en su posición.España fue el único país que colocó a dos de sus atletas en las primeras posiciones de una prueba. Fue en 800 metros y con tan aparente facilidad que hasta aquéllos se sorprendieron. Benjamín González sólo tuvo palabras de elogio para su compañero Trabado: "Es un monstruo. Lleva un mes entrenándose y le sobran facultades y calidad para hacer lo que quiera con nosotros sobre la pista. Yo me encontré como nunca y por eso pude seguirle, pero me fue imposible tan siquiera intentar rebasarle porque, cuando me vi segundo, Colo ya era ganador". Éste hizo la carrera pendiente de Dragoescu, que fue quien marcó el ritmo y quien le obligó a ciertos esfuerzos para no perder contacto con él, hasta que, al paso por meta, a falta de una vuelta, Trabado dijo adiós.
Tras su victoria, Colo manifestó: "Luego dicen que mi lesión en Los Ángeles era simulada porque estaba asustado. Me encontraba entonces mejor que nunca y de ahí viene mi actual forma, pese a que he estado lesionado. De aquí a los Europeos de pista cubierta, en marzo, aún mejoraré más y, entonces, yo no sé qué seré capaz de hacer".
Espectaculares 1.500 metros
José Luis González fue el otro atleta que mostró estar aún en línea de superación, pese al alto nivel que ya ha alcanzado. En la víspera, tras su clasificación para la final, estaba convencido de ganar, "pero ahora he madurado y mi línea es no perder energías pregonando cosas que luego, además, no soy capaz de realizar". Cuando salió ayer en la final todavía pensaba en el triunfo. Después, según se desarrolló la carrera, no perdió el, oro, sino que ganó la plata.Fue una carrera espectacular, rota por el keniata Chesire cuando apenas se llevaban recorridos 400 metros. Éste salió desde la última posición y realizó un sprint largo hasta que adquirió 30 metros de ventaja. González dudó. "Quiero el oro o nada", se decía. Pero advirtió que sería una locura lanzarse en solitario tras él. Pensaba que, si alguien le relelvase, podría alcanzarle. Hillardt pareció oírle. Los dos se fueron a por el keniata. La diferencia no empezó a disminuir hasta que sólo faltaban cuatro vueltas. Poco después, Hillardt forzó aún más y González comenzó a recordar esos entrenamientos de supervivencia que él realiza al ciento por ciento de lo que es capaz. Comprendió que Hillardt era inalcanzable. Es australiano y se encuentra en plena forma porque allí prepara la temporada coincidiendo con el verano europeo González se olvidó de él y quedó en solitario en su lucha. Entró e la corta recta final todavía con clara desventaja. Corría suelto, pero cabeceando. Iba ya al máximo de sus posibilidades y sólo la entrega total podía hacerle ganar la medalla de plata. La alcanzó en el último centímetro. Chesire no pudo esta vez con González como tampoco pudo con José Manuel Abascal en los Juegos de Los Ángeles.
José Luis González ha vuelto al lugar que le corresponde. Por detrás de él, además de Chesire, se clasificaron Matterrazzi y Vera también finalistas olímpicos. Ahora correrá los 3.000 metros en pista cubierta en el encuentro internacional de Turín y en la reunión de Madrid, el próximo mes, y luego se pasará al cross porque desea participar en el Campeonato Mundial aun a costa de renunciar a una posible medalla en los Europeos de pista cubierta en marzo.
"Renuncio a ella", comenta González, "porque me interesa la temporada de verano y para mi preparación me viene mejor correr largo porque quiero hacer también este año una buena marca en 5.000, prueba que, por mi edad tendré que comenzar a preparar si quiero estar en los próximos Juegos Olímpicos".
Desquite
A Moracho, por su parte, la medalla conquistada le supo a gloria después de unos años de desgracia que ayer combatió vistiendo la camiseta con la que fue finalista en Moscú 80. Tuvo que eliminar primero al canadiense Glass, que fue el que le dejó fuera de la última final olímpica gracias a que se tiró en plancha al llegar a la meta, y realizar después una gran carrera para volver a saborear mieles que últimamente le parecían negadas.Por lo que respecta al resto de los atletas españoles, Sala quedó eliminado en las semifinales de 60 metros vallas tras una salida lenta, Vera no corrió bien los 1.500 metros, sin opción desde el último lugar que ocupó cuando se desencadenó la lucha, Ruiz elevó su propia plusmarca nacional de pértiga de 5,43 a 5,50 metros -al aire libre tiene 5,55-, Heras quedó fuera de la carrera de 400 cuando fue empujado por el senegalés Diaba y Llopart hizo una excelente marca en 5.000 marcha superando en 20 segundos los ritmos actuales de entrenamiento por kilómetro.
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