La mala información de Jaime Salinas
La información publicada en su periódico el 19 de diciembre de 1984 sobre la desaparición de la Asociación de Amigos de las Bibliotecas contiene unas declaraciones del director general del Libro y Bibliotecas, Jaime Salinas, que confunden los términos y hechos clave de esta forzosa autodisolución a la que nos hemos visto abocados. Los párrafos del director general, si bien justifican que el Ministerio de Cultura nos haya ignorado -prácticamente igual que con anterioridad-, revelan, sin embargo, lo mal informado y asesorado que está el señor Salinas.Nuestras peticiones no han consistido sólo en solicitar una subvención de dos millones de pesetas (uno por año), sino que se han concretado definitivamente (carta de 24 de julio) en estos puntos:
- Que se prevea en los nuevos organigramas bibliotecarios la presencia más amplia posible de asociaciones de usuarios/amigos/lectores que puedan existir, tanto a niveles administrativos como en los consejos de las bibliotecas.
- Que la asociación colabore con los objetivos de las campañas de lectura y de formación de usuarios desarrolladas por el ministerio, extendiéndolos a través de charlas y conferencias en cuantos centros de EGB y BUP sea posible.
- Que el ministerio inserte publicidad en la revista Amigos de las Bibliotecas y/o adquiera ejemplares para distribuir en sus bibliotecas (o incluso que se edite en total colaboración).
- Recibir ayuda del ministerio para gestionar la recuperación de fondos abandonados en instituciones públicas o privadas para rescatarlos y darlos a bibliotecas públicas.
Conociendo el lastre bibliotecario heredado por la actual Administración, la asociación ha confiado en el fruto de las reformas emprendidas tanto por la dirección general actual como por los ayuntamientos democráticos, mostrando ostensiblemente su apoyo y respaldo. Comportamiento institucional que se ha subrayado en continuos ofrecimientos y plasmado clamorosamente en el último número de la revista Amigos de las Bibliotecas (no sólo se distribuye a los socios, como decía la información a la que se alude aquí), al recoger con mucho más lujo tipográfico y espacio las explicaciones de la política bibliotecaria del ministerio que nuestro propio balance de 10 años, para reafirmar hasta el último momento que el sentido de la asociación (de ahí la inexcusable inhibición oficial ante nuestra definitiva desaparición el próximo día 31) es ayudar y potenciar, al igual que lo hacen estas asociaciones en otros países, los servicios públicos de lectura y cuantas acciones promuevan sus bibliotecarios y sus responsables políticos.
Por último, después de que nosotros hayamos aceptado las disculpas de los recortes presupuestarios de la Dirección General del Libro y Bibliotecas, solicitando ayudas económicas de otras partidas públicas, ¿hay quien entienda que el director general de Bibliotecas no se solidarice con quienes tienen por único objetivo social ayudar a sus bibliotecas y bibliotecarios? ¿Qué sentido tiene que se nos reproche el solicitar ayudas oficiales cuando aquí se subvenciona desde el cultivo de hortalizas hasta la industria nuclear?-
Presidente de la Asociación Española de Amigos de las Bibliotecas.
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