Bengt Randolfsson,
un pastor de la iglesia sueca de Blekinge, se siente acosado por un fantasma y ha decidido evitar su impertinente convivencia abandonando la casa parroquial en la que habita, contigua a la iglesia. "Estoy cansado de ver girar las cerraduras de las puertas y abrirse éstas sin que haya nadie al otro lado, darse vueltas las páginas del libro que estoy leyendo o ver erizarse los pelos del perro y lanzarse a dar mordiscos al aire", fenómenos para los que no encuentra explicación lógica alguna. Una consecuencia de esta situación consiste en que el pastor no puede encontrar ninguna mujer que quiera compartir la vida con él en dicha casa. "Prefiero pagar dos alquileres antes que aguantar este suplicio", declaró el clérigo.
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