La idea de un congreso se abre paso
Sólo un apoderado nacionalista guipuzcoano apuntó ayer en la asamblea de Zarauz la necesidad de que el PNV lleve a cabo un congreso para redefinir su estrategia, actualizar los planteamientos políticos aprobados en 1977 y revisar sus estatutos, sus mecanismos de representación interna y el modelo de partido. Sin embargo, la necesidad de ese congreso estaba en el pensamiento de muchos de los asistentes a esa larga asamblea dedicada a debatir aspectos concretos mucho más que problemas de fondo.Desde el cese del Gobierno de Carlos Garaikoetxea, la idea de un congreso -palabra que hasta hace poco suscitaba actitudes de perplejidad en las filas nacionalistas- ha empezado a ser asumida en el PNV; y el propio lendakari en funciones ha aludido a tal reunión asamblearia en entrevistas publicadas recientemente en diversos medios de comunicación.
La división interna de Guipúzcoa y Navarra, preferentemente, pero también en Álava y Vizcaya, ha llegado al punto de que muchos afiliados cuestionan abiertamente los mecanismos de representación y otros apartados de los estatutos del partido. Desconfían totalmente de la imparcialidad de sus tribunales internos y desdeñan incluso a los medios de información nacionalistas, controlados por el aparato.
No parecen existir por ahora dos proyectos ideológicos distintos y definidos, pero sí dos formas de entender la estructuración de la comunidad autónoma, las relaciones entre el Gobierno vasco, el partido y quizás, también como apuntaba Xabier Arzallus, ex presidente del PNV, dos modelos de partido. Se filtran estos días informaciones interesadas, en las que se descalifica al adversario con acusaciones de nepotismo y se sacan a relucir las miserias personales en una guerra encubierta que ha llegado a las bases.
Algunos dirigentes políticos vascos atribuyen a los personalismos el hecho de que no haya sido posible llegar a un acuerdo en el seno del PNV sobre la distribución de competencias entre el Gobierno vasco y las diputaciones en un momento en el que este partido sigue una trayectoria electoral ascendente y nada cuestiona su hegemonía política y social. El enfrentamiento entre distintos dirigentes nacionalistas se manifestó abiertamente en la asamblea de Zarauz hace un año, pero mucho antes en los órganos de dirección del PNV se hablaba de "el palacio" para referirse a Ajuria Enea y se citaba al rey sol cuando se trataba de nombrar al presidente Carlos Garaikoetxea.
Las primeras informaciones que apuntaban tímidamente a posibles divergecias entre el Gobierno y el partido fueron desdefíadas por la Presidencia del Gobierno, por la dirección del PNV y por los medios informativos nacionalistas.
"Simples intoxicaciones", decían unos; "campañas orquestadas por el centralismo", decían otros. La militancia nacionalista no llegó a creérselo, como tampoco creyó en la posibilidad del cese de Garaikoetxea hasta que pudieron leer la noticia en los periódicos. Por eso su escándalo ha sido ahora mucho mayor.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.