Representantes de 30 países asisten a un congreso en la Antártida
Un original congreso internacional, con representantes de 30 países, dará comienzo el próximo lunes en una remota base antártica situada a sólo 700 kilómetros del Polo Sur. Por esta zona pasaron hace 72 años, antes de morir en los hielos, el británico Robert Falcon Scott y sus compañeros a su vuelta del Polo, donde descubrieron que el explorador noruego Roald Amundsen había llegado antes.El objetivo del congreso, organizado por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, es hacer que los asistentes, diplomáticos y científicos de 30 países, tomen conciencia de las difíciles condiciones de supervivencia en la región, que dependen de la tecnología moderna y de la facilidad de acceso.
En realidad, se trata de un intento de Estados Unidos por de mostrar la actualidad del tratado antártico, que algunos países, pertenecientes al Tercer Mundo, quieren reemplazar por una organización del tipo de Naciones Unidas. En la balanza se encuentra, a largo plazo, el futuro del único continente no explotado.
El Tratado de la Antártida fue firmado en 1959 por los 12 países que habían realizado investigación en la zona durante el Año Geofísico Internacional, celebrado en 1957-58. Entre ellos están los siete que reclaman territorios en la Antártida: Argentina, Australia, el Reino Unido, Chile, Francia, Nueva Zelanda y Noruega, los cuales han aplazado sus reclamaciones.
Los restantes fueron Bélgica, Japón, Suráfrica, la Unión Soviética y Estados Unidos. Desde entonces otros cuatro países -Brasil, India, Polonia y la República Federal de Alemania- se han convertido en miembros activos del tratado y otros 16, entre ellos España, se han adherido, pero no disponen de voto por no haber realizado investigaciones o establecido bases permanentes en el territorio. El tratado debe ser sometido a revisión en 1991.
Entre los invitados al congreso figura el soviético Yuri M. Rybakov, encargado del asunto en el Ministerio soviético de Asuntos Exteriores, así como funcionarios de países como Kenia, Malaisia, Perú, Sierra Leona, Túnez y Uruguay. También acuden representantes de agencias intergubernamentales y organizaciones de protección de la naturaleza. Los fondos para el viaje han sido donados por diversas empresas norteamericanas. La visita durará una semana y comprende una excursión a la estación norteamericana, situada casi sobre el Polo Sur magnético.
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