Las autoridades portuguesas aceleran la extradición de los dirigentes de Edelweis
No parece existir impedimento legal para la extradición de los dirigentes del grupo Edelweis detenidos en Lisboa, según han señalado en la Magistratura portuguesa a este diario. Las autoridades portuguesas están "aún más interesadas en acelerar la tramitación de su realización" después del "lamentable lapso" que llevó al conocimiento del público español parte de la documentación de Edelweis, añadieron las mismas fuentes.
Eduardo González Arenas, Carlos de los Ríos, Rafael Javier Bueno Huertas y Antonio Gutiérrez Rodríguez son los cuatro dirigentes del grupo Edelweis detenidos en Lisboa y sobre los que ha sido solicitada la extradición por las autoridades españolas.
Un inexplicable descuido de las autoridades portuguesas y españolas proporcionó a la revista Interviú parte de la documentación del grupo Edelweis. Los servicios penitenciarios portugueses investigan en qué circunstancias los detenidos pudieron contactar con el exterior y, en particular, hacer llegar la declaración escrita de González Arenas.
Las peticiones de visitas cursadas por la vía competente fueron rechazadas por las autoridades portuguesas alegando la existencia de convenciones internacionales que protegen a los individuos en situación de prisión preventiva, y la sospecha de soborno de algún funcionario ha motivado la apertura de un expediente disciplinario.
El dueño de la pensión Ourico, de Lisboa, donde estaban hospedados los tres compañeros de González Arenas en el momento de su detención en la capital portuguesa, el 4 de diciembre último, confirmó que fue el día 18 por la noche cuando se presentaron dos individuos, "aparentemente un español y un portugués" que afirmaron que habían sido encargados por los tres españoles para recuperar el equipaje que habían dejado en el cuarto.
Abonaron la deuda
Francisco Rodrigues, encantado de que alguien se ofreciera para liquidar la cuenta -"de 19.467,50 escudos (19.500 pesetas)"-, no ofreció ninguna resistencia para entregar "dos maletas, más bien pequeñas, un maletín y dos o tres bolsas con ropa y algunos otros objetos que habían quedado en la habitación", sin tomar siquiera el cuidado de pedir la identificación de los visitantes, según su versión de los hechos. Habían pasado dos semanas desde la detención, y la policía, que detuvo a González Arenas a la puerta de la pensión Ourico e interrogó posteriormente a su propietario, "no subió hasta la habitación" ni pidió que le fuese entregado el equipaje.La existencia del equipaje era conocida por el consulado de España en Lisboa, ya que el canciller, que visitó a González Arenas y a Carlos de los Ríos en los calabozos de la Policía Judicial portuguesa, manifestó a esta corresponsal que el primero le dijo la dirección de la pensión donde estaba instalado para que fuera a recoger los objetos personales que habían quedado en la habitación. El funcionario diplomático se negó a satisfacer esta petición alegando que el caso pertenecía al fuero de la policía portuguesa.
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