Ana 'Mecano'
Ana "Mecano" Torroja, de Madrid, 24/25 años, pelo rubio en galernazo, belleza más maliciosa que bella, un lunar en el cuello, lado derecho, musa de la juventud más joven -"mi público va de los 14 a los 28"-, perfume de mujer y falda de cuero con cremallera por detrás y cierre de maleta al lado derecho. Es la moda.
Ana, hace un año, casi, que no hablamos así tú y yo, a solas, de padre generacional a sobrina musical. Dime qué te ha pasado en este año, aparte de romperte la mano derecha, como veo por el vendaje. "Pues me han pasado muchas cosas en este año, Umbral. Hemos estado en América y allí esta música no entra mucho, pero nosotros hemos entrado a fuerza de insistencia. Nuestro último disco me parece más hecho que el anterior, he escrito, incluso, algunas letras, he estudiado música, he flexibilizado mi voz, digamos, o sea que ahora subo y bajo, antes era más lineal, me he centrado mucho en mi trabajo, al margen del amor, incluso, he comprendido que hay que trabajar y ganar dinero para contribuir a un todo general, que por ejemplo es mi familia, aunque me haya separado de ella y me haya ido a vivir sola (pero nunca estoy sola) a Majadahonda, en una casa que les tengo alquilada a mis padres".Ana "Mecano", connotación infantil, muy acertada, de su mote que es el nombre de su grupo, dos chicos y ella: "Ahora quiero que mi voz sea un instrumento más entre los instrumentos de la orquesta, y quiero tocar el piano si hace falta". Ana/Mecano, jabón de los días, espuma de la música, ese mechón de pelo que se enfurece al hacerse rubio, que se vuelve como rubio de rabia o de alegría. Ojos vivos, más mirada que ojos, pendientitos, perfil gracioso, simpatía urgente y dulce. "No pintamos nada/ no pintamos nada] Todo lo deciden/ y sin preguntarnos nada/ dicen que preparan/ una gran batalla/ el Este contra el Oeste/ y nuestra casa destrozada".
-Quiero que nuestra música sea alegre, divertida, sin compromisos ni políticas, una cosa como para pasar el rato, como ir al cine en una tarde de evasión.
Este apoliticismo, este acratismo rosa de Ana es, como bien se ve, una cosa más que nada teórica. La adolescencia sin futuro ni respuestas se queja en sus letras, en las letras Mecano, como la adolescencia se ha quejado siempre, por otra parte. "Listo, listo/ todo está ya listo para disparar] Listo, listo/ vamos todos listos que esto va a empezar". Parece el editorial naïf un periódico alarmista. Pero Ana parece como muy persuadida de que lo que hace Mecano es una cosa desinhibida, "entre los 14 y los 28", eso, y que la política es carrozona, como la guerra y todo el mal rollo. Ana/Mecano, Anita Diminuta, se ha fabricado, con su mecano infantil, un refugio antiatómico de hojalata y plastilina. Ella, quizá, es la esperanza y el futuro del grupo y de una juventud grupal que aún no ha entrado en el futuro ni conoce el color de la esperanza, que no tiene color.
-El pelo.
-Me costó mucho encontrar mí peinado, pero ya ves que es éste. No cambio.
(Suponiendo que a esa marejadilla en el Atlántico lo Dame peinado.)
-La ropa.
-Me enloquece. Es un vicio. Antes tenía un modisto favorito. Luego hubo problemas. Ahora elijo yo lo que quiero.
-¿Por qué llevas una falda con broche de maleta?
-Ya lo ves. Es la moda.
-¿Y la mano?
-Me la rompí un poco esquiando. No es nada.
"No pintamos nada/ no pedimos nada] Va a haber una fiesta/ y después no va a haber nada".
Coño con los chicos frívolos, fugaces y apolíticos. Ana/Mecano es como una heroína de Boris Vian pasada por la pegamoidad. A las heroínas de Boris Vian también les esperaban varias fiestas y varias guerras muy distraídas. Mientras tanto, ella se sube y se baja (no delante de mí) la cremallera posterior de su falda. "Mira que son bestias/ que se van a liar a tiros/ y nosotros aquí en medio/ sin comerlo ni beberlo estamos". Pues, claro, hijos. El andrógino de pelo neosolriza, gafas negras y boca pintada, la casita de campo con el humo sesteante, la palmera y el mosquito, el pincel libre, los zapatos de gran lazo, las golondrinas, peonzas y antifaces, flores y picos nevados, un corazón/ mapa con islas adyacentes, las viñetas penúltimas de una juventud (eso fue la pegamoidad) que ha vivido el complejo de Peter Pan y ha creído, no sólo permanecer infantil, sino infantilizar el mundo con su música. "Mira que son bordes/ cómo juegan a ser hombres/ con los tanques, las batallas/ las conquistas y poner medallas".
-El dinero.
-No sé si te lo he dicho ya. Sirve para vivir, y hay que vivir. Hasta sacrificar un poco de amor. ¿Te parezco muy egoísta?
-No, hija, lo normal. Tu generación.
-Ya lo ves. Jodida. Me dicen mis amigas que no hago más que decir tacos, pero es que hay cosas que sólo pueden expresarse con un taco, ¿no te parece?
-Las generaciones femeninas que vienen detrás de ti.
Estamos en el piso de una amiga. Hay biombos de paja, mucha estereofonía, pocos libros, bellezas que entran y salen y un clima indesmentible de casa de chicas solas.
-Bueno, verás, en mi generación todavía hay mucha reprimida. Yo me encuentro compañeras de colegio que ya están casadas y tiene un niño. Me da pena. Les quedan 50 años de eso. En cambio, las chicas que vienen detrás, son como vaquillas locas, cabras sueltas, no hay quien las pare, ésas sí que son libres.
-¿Tú eres representativa de la chica media española, de tu chica generacional, quiero decir?
-No creas que mucho. Yo creo que habría sido yo, Ana Torreja, en cualquier otra cosa. Yo habría salido por algún sitio. Se presentó la música, pues, bueno, la música.
-Alguien dijo del viejo torero Belmonte (que a lo mejor ni te suena), que, de no haber sido torero, habría sido Belmonte en todo.
-Pues eso.
"¿Qué puedes hacer si quieres salir de aquí/ qué puedes hacer si quieres sobrevivir?". Y estos chicos/mecano son la espuma musical de nuestra sociedad, los intrascendentes, los frívolos y las cabecitas locas. Cómo estará el tema un poco más abajo.
-Se venden menos discos que antes.
-Sí, Umbral, se venden menos discos. La juventud no tiene dinero y los discos son caros, aunque ahora se está probando a abaratarlos.
-La radio y la televisión hacen publicidad encubierta de los discos de moda.
-Sí, Umbral, pero eso se llama promoción -me corrige Ana con corrección delicada y femenina.
-Tienes 25 años. ¿A los 25 años se llega a la madurez?
-Bueno, yo creo que es pronto. Pero ya te he dicho que en el último año he madurado mucho.
-Define la música que hacéis.
-Es saltarina, alegre, despreocupada.
-Ya, hija, ya lo he visto. Definete tú como cantante.
-No tengo una gran voz. Y prefiero ser alegre a dramática.
"Tan poco negocio/ siempre dedicado al ocio/ Si no vemos duros/ aquí no tienes futuro / En casa deciden/ que van a meter un huésped / Dormirá en tu cama/ vivirá en tu habitación". Claro que los Mecano también hacen canciones melancólicas, disparatadas, alegres. Pero a estos mecanos me parece que se les está estropeando el mecano del optimismo. Quizá lo que hacen, lo hacen por conectar con cierta frustración matinal y vaga de toda la juventud, pero no creo. Ana lleva los labios pintados y está muy en estrella, pero luego, en la conversación, es la chica directa, delicada y sencilla de siempre.
-Confiésate un poco conmigo, Ana. Cuántas veces, hija, cuántas veces.
-Nada de mi vida privada. Ya sabes lo suficiente. Ahora el amor no es lo más importante para mí, aunque sea muy importante.
-¿Y él no se queja?
-Se quejaba. Necesito moverme mucho por el mundo y no se puede estar pendiente de otro.
"No duermes pensando que alguien va a tocar sus sueños". Uno diría, haciendo sociología urgente de la pegamoidad, los nuevos románticos y toda la derecha del rock/pop de izquierdas, que el osito de trapo les ha crecido y a lo mejor, ahora, es el oso de Moscú. 0 el lince de Washington, animal totémico de los pieles rojas. Uno diría que a Peter Pan le han suspendido en las últimas oposiciones de paracaidistas. Uno diría. "No duermes pensando/ que alguien va a tocar tus sueños] Dormirá en tu cama/ vivirá en tu habitación". Pero Ana deja que el galernazo de la edad le enfurezca el pelo en rubio, se pone el mono con tornillos y sale a cantar. Ellos están entre Pachá y "la arruga es bella", dudando entre golfos y chicos de Serrano. Son uno de los conjuntos más representativos de la movida -¿pero todavía queda movida?- madrileña, y se abrochan el botón alto de la camisa sin cuello, contra las madrugadas de la música. Ana es representativa de cierta juventud incluso en lo que no es nada representativa.
-Un cantante que quedará.
-Serrat.
-El futuro del disco.
-El vídeo. Hay que ver al grupo, o al cantante, y hay que ver el clima de la canción.
"Busco, busco, busco entre los trapos/ busco, busco, busco algo barato/ busco, busco, busco unos zapatos/ busco, busco, busco, busco algo barato...". Parecen canciones de postguerra y es que, efectivamente, esta juventud está viviendo previamente la postguerra de una guerra que se anuncia todos los días. Ellos están ya en el day after, buscando albo barato por el eterno Rastro de España, por la ropavejería del mundo. Ana viene de televisión y ha almorzado tarde. Llega un momento en que dialogamos casi más con los ojos que con las palabras. Ana "Mecano", de Madrid, 24/25 años, pelo rubio en galernazo, belleza más expresiva que bella, lunar en el cuello, lado derecho, virgen ya sacrificada de esa brillante tribu que es la juventud. "A quienes les gusta mucho verme es a los niños".
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