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Explosivos Río Tinto vende el hotel Las Salinas a un banco francés por 3.000 millones de pesetas

Banque Worms se encuentra en conversaciones muy avanzadas con Explosivos Río Tinto para la compra del hotel Las Salinas SA, en la isla de Lanzarote. Fuentes de la banca francesa con sede en París han manifestado que las negociaciones van por muy buen camino, "de forma que no tendremos ninguna dificultad para cerrar el acuerdo".El hotel Las Salinas es la joya más notable de la división inmobiliaria de ERT, una división responsable en buena medida de la crisis que llevó a la empresa al borde de la quiebra. El valor del inmueble, actualmente operado con gran éxito por la cadena Sheraton, supera los 3.000 millones de pesetas.

Con el cierre de la operación se habrá cumplido uno de los ansiados objetivos de ERT: desprenderse de su división inmobiliaria, algo que intenta desde 1978. Entre 1970 y 1975 Explosivos invirtió 2C.000 millones de pesetas en el sector inmobiliario (Azca, Costa Teguise, Somosaguas, Ciudad 2000, Nueva Umbría, etc.), 20.000 millones sometidos luego a los efectos de la inflación, depreciados a causa de la depresión del mercado inmobiliario. En 1981, un año antes del crack la división inmobiliaria de ERT generó pérdidas por importe de 1.803 millones de pesetas. En plena crisis de Explosivos, a finales de 1982 y 1983, la gerencia de la firma se manifestaba dispuesta a vender el área inmobiliaria "como sea, incluso aceptando una pérdida".

Las relaciones entre ERT y Banque Worms han sido particularmente tormentosas a raíz de que la empresa química española sorprendiera, el 18 de septiembre de 1982, a la banca internacional anunciando la imposibilidad de atender sus compromisos financieros.

La guerra entre ambas instituciones se inició el 25 de junio de 1982, fecha en que Banque Worms abrió una carta de crédito irrevocable a favor de la National Iranian Oil Company (NIOC) para el pago de un cargamento de petróleo crudo con destino a España, carta que quedó establecida para el pago a los 60 días de la fecha del conocimiento de embarque. Según ello, ERT se comprometía a pagar 29,4 millones de dólares (unos 5.000 millones de pesetas al cambio actual), financiados mediante un crédito sindicado dirigido por Banque Worms, que sustituiría una línea de crédito de 30 millones de dólares que había expirado el 27 de febrero de 1982.

Enfrentamiento

Sin estar financiada la operación y sin contar con el conocimiento de embarque, ERT dispuso del crudo y lo descargó en su refinería de Huelva, lo que levantó las iras de Worms, que informó a ERT del mantenimiento en su poder del conocimiento de embarque, asegurando que las obligaciones de ERT no debían verse afectadas por la moratoria de pago del principal, anunciada el citado 28 de septiembre.El enfrentamiento desde entonces entre ambas partes vino marcado por la exigencia de Worms de no verse incluido en el paquete global de los 127 acreedores bancarios de ERT, reclamando su condición de financiador de crudos, y la negativa de ERT a concederle un tratamiento diferenciado.

El 9 de octubre de 1982 Banque Worms inició acciones legales en España para proteger sus derechos, pasando instrucciones a sus agentes para proceder judicialmente al embargo de buques de ERT y/o de la naviera Artola, transportista del cargamento de crudo origen de la polémica.

El argumento de ERT era que no podía conceder un tratamiento especial a Worms ni podía acceder a sus peticiones de que prestase garantías adicionales ni se sometiese a un programa especial de pagos, fuera del plan de reestructuración que se acordase.

Las desavenencias entre ambas partes significaron durante los largos meses de la renegociación de la deuda de ERT un peligro bajo la amenaza de que Worms pudiera acudir al juzgado en reclamación de sus derechos, lo que hubiera supuesto la quiebra de ERT.

La solución transaccional llegó, finalmente, mediante la concesión a Worms de una serie de garantías hipotecarias que cubrían el conjunto de sus cantidades demandadas y que alcanzaban al hotel Las Salinas, los terrenos del complejo Azca y una finca de Somosaguas.

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