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Robo de 30 frascos de veneno una farmacia

Unos desconocidos robaron, durante la noche del pasado sábado, 30 frascos de veneno y diversos estupefacientes de una farmacia situada en la calle de Los Madrazo, próxima a la calle de Alcalá y la Carrera de San Jerónimo. Los presuntos ladrones forzaron la puerta del establecimiento con una palanqueta y una vez en el interior se apoderaron de los estupefacientes y los frascos de veneno, que se encontraban en un armario, cerrado con Nave.

El propietario de la farmacia, Enrique Ojea, explicó que los frascos robados contienen cada uno un gramo de veneno muy activo de diferentes marcas, que se utilizan para preparar fórmulas farmacéuticas. Los venenos robados son coldicina, digitalina, estrofantina y cloruro y nitrato de uranio, según preciso la policía. La mayoría de ellos tiene más de 30 años de antigüe dad, pero se conservan en perfecto estado, según el farmacéutico.Los frascos de veneno robados -de color topacio opac- otienen una capacidad entre 1 y 30 gramos. Su contenido son principios activos altamente tóxicos, según Ojea. Su manipulación puede resultar letal. "Una dosis de unos 20 miligramos .puede provocar la muerte instantánea de una persona". De la cantidad sustraída se pueden obtener más de 1.500 dosis mortales. Ojea explicó que en las etiquetas de algunos de estos frascos figura una calavera que avisa de su peligrosidad, pero en otros no se hace ninguna advertencia.

Además de los frascos de veneno, los ladrones se llevaron 10 cajas de morfina, con 10 ampollas cada una; dos cajas de cloruro mórfico, dos cajas con un total de 37 ampollas de Metacedin y una caja de supositorios y comprimidos de este mismo producto.

La policía supone que los ladrones cogieron los frascos de veneno por equivocación. Según las mismas fuentes, se producen unos ocho robos de este tipo al año, y hasta el momento no se han producido víctimas como consecuencia de la ingestión de estos productos, lo que hace suponer a la policía que los ladrones se deshacen del veneno en cuanto descubren la naturaleza del producto.

El propietario de la farmacia se dio cuenta del robo el domingo por la tarde, cuando observó que las puertas del establecimiento estaban forzadas. Presentó una denuncia en la comisaría de Retiro y alertó a la policía de que no podría arreglar la puerta por ser día festivo.

Enrique Ojea ha declarado que el domingo por la tarde echó el cierre -una especie de persiana de madera-, por lo que no se veía que la puerta estuviese abierta. No obstante, la farmacia volvió a ser robada durante la noche del domingo. El propietario sospecha que los ladrones pudieron ser los mismos del día anterior.

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Unos policías que se encontraban por la zona, según Enrique Ojea, se acercaron hasta la farmacia al escuchar un ruido extraño, justo en el momento en que salían de su interior un hombre y una mujer que portaban dos grandes bolsas. Los desconocidos huyeron y abandonaron los paquetes, en los que se encontraron frascos de colonia, cepillos de dientes y otros objetos procedentes de la farmacia.

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