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Los miembros del grupo de Ynestrillas intentaron entregarse a la justicia en tres ocasiones, según declararon en el juicio

Ricardo Sáenz de Ynestrillas, hijo del comandante del mismo apellido condenado por la denominada Operación Galaxia, Antonio Salmerón y Gerardo López Laguna intentaron entregarse a las autoridades en tres ocasiones durante el período que estuvieron huidos, pero no les fue permitido por la policía, que en las tres ocasiones intentó detenerles, según manifestaron los dos primeros en el juicio contra ellos que se inició ayer en la Audiencia Nacional. Los acusados reconocieron la sustracción de las armas a dos policías nacionales, pero la vista fue suspendida hasta el día 14 por la incomparecencia de un testigo.

Tanto Ynestrillas como Salmerón afirmaron que habían realizado gestiones por medio de una persona para entregarse en primer lugar en la comisaría de Arganzuela de Madrid, "pero todo se fue al traste porque el Ministerio del Interior no quería que nos entregáramos en esa comisaría, y se nos hizo llegar que nos iban a detener".El abogado de Ynestrillas, Antonio Muñoz Perea, añadió que intentaron entregarse en la Audiencia Nacional, pero que tampoco pudieron hacerlo, porque les informaron que la policía enía rodeado el edificio para evitar su comparecencia. Ynestrillas afirmó que cuando su madre y su hermano Martín Ricardo iban a entrar en el despacho del abogado, con el que habían quedado citados por teléfono, para hablar de la entrega, varios policías les rodearon y uno de ellos "amartilló su pistola en la cabeza de mi hermano". Tras comprobarse la identidad, Martín Ricardo, que fue condenado por la Audiencia Nacional por su participación en el intento de colocación de un artefacto explosivo en la sede de UCD de Toledo, fue dejado en libertad.

Igualmente precisaron que realizaron un tercer y último intento para entregarse en los juzgados de la plaza de Castilla de Madrid, pero que también fracasó por idénticos motivos.

Ricardo Sáenz de Ynestrillas y Antonio Salmerón están acusados de sendos delitos de pertenencia a banda armada, robo con intimidación en concurso con atentado a agentes de la autoridad, tenencia ilícita de armas y falsificación de documento de identidad. El fiscal pide por estos delitos penas de prisión que totalizan 14 años y 3 meses para Salmerón y 8 años y 4 meses para Ynestrillas, que era menor de edad en el momento de los hechos. Gerardo López Laguna se encuentra en rebeldía.

El tercer acusado, Eduardo Cubero Butragueño, está acusado de colaborar con banda armada, ya que ocultó a los otros tres miembros de la Legión de San Miguel Arcángel, como se autodenominaba el grupo, en un local que tenía alquilado "para celebrar guateques". Por este hecho el fiscal pide para él seis años y un día de prisión.

Se declaran arrepentidos

Ynestrillas y Salmerón reconocieron que el 1 de octubre de 1983, en compañía de Gerardo López Laguna, trasladaban un subfusil tipo naranjero, una escopeta de cañones recortados y una pistola en una bolsa. En un control policial instalado en la calle de Augusto Figueroa de Madrid les instaron a abrir la bolsa, y en el momento que los policías iban a descubrir el naranjero, López Laguna encañonó a los policías, que fueron desarmados. Tras pinchar las ruedas del vehículo policial, obligaron a los policías a tumbarse y los tres jóvenes se dieron a la fuga. Cubero les alojó en un piso que tenía alquilado. A los pocos días celebraron una rueda de prensa en ese piso "para lavar nuestra imagen pública".En la cárcel enviaron una carta en la que señalaban su arrepentimiento y su deseo de reinsertarse en la sociedad. Igualmente indicaron donde se encontraban las armas que habían escondido.

Declaró como testigo el cabo de la Policía Nacional Saturnino Arenas, quien manifestó que los miembros del grupo le amenazaron diciendo: "No os mováis, que os matamos", y que como insistieron en que les matarían y los jóvenes estaban muy nerviosos yo esperaba que lo harían". Añadió que estuvo dos meses arrestado por no haber tomado las medidas de precaución reglamentarias durante el incidente.

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