Laplace no tenía miedo de las curvas peligrosas
Los chartistas no están muy contentos estos días, ya que el análisis técnico confirma un cambio de tendencia a la baja que, según aseguran, podría llevar el índice general hasta el 137,69% en las próximas ocho o nueve jornadas. Pero, al mismo tiempo, esos mismos analistas continúan defendiendo una curva ascendente para el primer trimestre del año que está a punto de venir.Los expertos extranjeros suelen decir, a la hora de calificar un comportamiento como el que vive ahora la bolsa, que el mercado se muestra errático. Es una frase aparentemente técnica y que, en definitiva, viene a decir que nadie tiene mayor idea de lo que va a ocurrir. Los analistas españoles, que gustan más de llamar a las cosas por su nombre, dicen que el mercado está irregular.
Pero el análisis fundamental viene a incidir, por su parte, en el análisis técnico. Los dos sectores más significativos de la bolsa -banca y eléctricas- atraviesan una crisis de semejantes características, aunque debida a razones muy diferenciadas.
La repercusión de las primeras ventas de activos eléctricos y el papel tutelar que se adivina en la Administración de cara a futuras operaciones, han continuado ejerciendo una influencia negativa en estos valores durante los primeros días de la semana. Solamente alguno de ellos, sobre el que se han centrado rumores de signo positivo, ha conseguido algunas ganancias, pero no son pocos los expertos que insisten en la idea de que este corro ya ha dado de sí todo lo que podía hasta que no lleguen al mercado las ampliaciones de capital pendientes.
Más preocupante, ya que influye decisivamente en el comportamiento general de la bolsa, resulta la apatía del sector bancario, que cada jornada cosecha mayores saldos vendedores y sin que se adivinen grandes posibilidades de cambio.
Las lenguas viperinas insisten en que el comportamiento bancario responde a las intenciones de estas entidades de echar un pulso al Gobierno, especialmente para obtener unas mejores condiciones cuando llegue la hora de renegociar los pagarés que se encuentran a punto de vencimiento. Quizá sea cierto, pero muchos expertos consideran que no es necesario recurrir a esa hipótesis.
A los Laplace de la bolsa les basta con analizar el descenso registrado en los beneficios de las grandes entidades, junto a las presiones de las autoridades monetarias, para que la banca destine todo lo necesario a saneamientos y previsiones. Si a esto se une el descenso de la rentabilidad de estos valores y la competencia que realizan las emisiones de bonos de tesorería, a nadie puede extrañar que el sector mantenga una diferencia negativa de 19,5 puntos respecto al conjunto del mercado.
Claro que no todo va tan mal como puede deducirse del comportamiento general. Parece evidente que no se registrará recuperación alguna mientras que no se limpie todo ese papel bancario, pero mientras tanto, algunos sectores, como el químico, no han defraudado a los que habían puesto en él sus esperanzas. Algo semejante sucede con alimentación. Todo ello viene a demostrar que se impone cada día más la selectividad de valores, a pesar de que el cansancio de los grandes inversores, que parecen haber dado por terminado el ejercicio, no permite esperar grandes novedades hasta el inicio de 1985.
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