_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La maratón de Lisboa

En los números de su diario correspondientes a los días 4 y 16 del presente mes aparecieron sendas brevísimas notas de agencia concernientes a la I Maratón Internacional de Lisboa, disputada el pasado día 3. En la primera de ellas se daba noticia de los resultados de la prueba (tiempos y nombres de los primeros clasificados); en la segunda, se informaba de la invalidación de las marcas tras una nueva medición del recorrido, trámite este de forzoso cumplimiento tras la consecución, como era el caso.Quisiera con esta carta contribuir a aclarar lo ocurrido en la citada prueba, ya que, al parecer, la sección deportiva de su periódico no dispone del espacio o los medios necesarios para hacerlo, ocupada por cuestiones indudablemente más importante como, por ejemplo, los apasionantes prolegómenos de la Liga Nacional de Fútbol. Paso, pues, a enumerar algunas de las irregularidades que se pudieron observar en el desarrollo de la carrera:

1. El perfil del recorrido que se nos facilitó al formalizar la inscripción no estaba suficientemente matizado, ocultándose así la auténtica sinuosidad del mismo.

2. Minutos antes de darse la salida ni siquiera se conocía la ubicación exacta de ésta, al no existir la pancarta de rigor o cualquier otro tipo suficiente de señalización.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

3. Una vez en marcha la carrera, los corredores pudimos comprobar la inexistencia de señalización del recorrido, así como la total imprecisión en la situación de los hitos que, obligatoriamente, deben estar presentes cada cinco kilómetros. Cabe señalar como dato suficientemente ilustrativo del superrealismo organizativo de la maratón lisboeta que el kilómetro número 30 estaba anunciado dos veces, distando entre uno y otro al menos dos kilómetros.

4. El vital aprovisionamiento de agua cada cinco kilómetros apenas si era suficiente para cubrir las necesidades de los 200 primeros corredores; algo verdaderamente injustificable cuando existían (considerando la maratón y la media maratón, pues ambas se disputaron al tiempo), aproximadamente, 2.000 inscritos. Es necesario aclarar en este punto que la no ingestión de agua de forma regular en este tipo de pruebas puede acarrearle al corredor graves consecuencias.

5. La detención del tráfico de automóviles se produjo de nuevo de manera suficientemente efectiva sólo para los corredores más adelantados.

6. Una vez finalizada la carrera, el centro de datos y resultados, situado en un salón del céntrico hotel Mundial, permaneció firmemente vedado a los corredores, siendo admitidos solamente directivos y demás miembros de la jet deportiva.

Será necesario aclarar a la deplorable organización de la maratón de Lisboa que las condiciones mínimas son de cumplimiento imprescindible para todos los corredores y no sólo para la primera veintena, en la que se encuentran los participantes de mejor nivel; incluso, desde nuestra experiencia de corredores habituales de carreras populares, habría que destacar que son precisamente los corredores que se clasifican en una maratón cualquiera a partir de las tres horas aquellos que precisan de mayor apoyo de la organización y, aunque ello sea otra cuestión diferente, del público. Es, pues, intolerable que estas personas, como increíblemente ocurrió en Lisboa, tengan que unir a su lucha personal contra la fatiga la preocupación por averiguar, casi en cada cruce de calles, por dónde continuar corriendo, o la de sortear el tráfico de automóviles, poniendo en evidente peligro su integridad física.

Todo lo expuesto constituye un pálido reflejo de lo que los corredores sufrimos y sentimos en Lisboa. Quizá la lamentable comisión organizadora, con su deslucidísimo campeón olímpico al frente, no merezca la oportunidad de volver a probar fortuna el próximo año. Para ello será condición necesaria que publicaciones como la suya se hagan eco de toda la realidad y no se limiten a la publicación de breves reseñas de agencia, despreciando así los padecimientos de la casi totalidad y aludiendo solamente a los logros de los mejores; figuras en las que, como parece haber querido demostrar Carlos Lopes, no siempre aparecen juntas la gloria deportiva y la calidad humana.- y N. J. Ballesteros.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_